miércoles, 22 de marzo de 2017

A tientas

Todas las esquinas sabían de ella,
de cómo sus manos derretían coartadas,
del sabor de esos labios por los que mentía,
del lugar donde se perdían sus miradas...

No quedaba una estrella que no supiera su nombre,
a dónde se dirigían esos pasos,
por qué caminaba con prisas,
incluso qué había en la mochila...

Las paredes podrían contar tantas cosas...
Pero por suerte
casi nadie sabía descifrar el código.

El viento apartaba rumores de sus oídos
jugaba en su favor en aquel lavabo,
servía de fuerza y escudo,
refugio y destino...

Una mano
encontraba a tientas el final de la gorra,
un aliento cálido se acercaba al oído,
el miedo
una vez más
se quedaba en la puerta...

Allí,
amarse,
por una vez,
no iba contra las normas...


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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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