Poesía social

(cambio el orden y empiezo a poner las nuevas por aquí arriba, que si no siempre leéis las mismas)

Indestructible
No soy indestructible.
Me rompo, me hago trizas,
me caigo y resquebrajo.
Me derrito y quiebro.
No,
no soy la mujer de acero;
estoy hecha de retazos,
plagada de agujeros,
de faltas, de fallos, de esquirlas cortantes...

Mis huesos tuvieron que soldar
más veces de las que recuerdo,
mi piel se habrá renovado por completo
en los minutos que tarde
en escribir esta declaración.

Lo siento, luchadoras,
pero no,
no es cierto lo que nos dicen,
no tenemos la piel a prueba de balas,
nos dañan todos sus golpes.

Por más que nos protejamos,
aunque nos cubramos de armaduras
y hagamos todos los movimientos correctos...
la lucha es esto.
Es doler y sanar.
Es tocar fondo y remontar el vuelo.
Es recoger las piezas que te quedan
y tirar las que te sobren tras cada derrota.

No somos estatuas de piedra
ajenas al tiempo.
Somos personas que sienten y pesan,
que sufren y mueren.

Ya nos quitamos la venda de mujer florero
no somos porcelana frágil,
pero rompemos
exactamente igual que ellos.

No somos indestructibles
pero tenemos el poder de recomponernos
luchemos por eso,
un día nuestras cicatrices cambiarán el mundo
y después de romper... renaceremos.
En ruinas
Se nos queman los pulmones,
nos ahogan la pasión,
el corazón nos lo estrangulan...
Ya hasta la razón tiene dudas
de si el hombre es realmente
el animal más sabio del planeta.

El orgullo nos lo pulen
a su imagen y creencia,
mientras meten entre rejas
nuestra libertad de opinión,
de expresión y de ideales.

La famosa ley mordaza
amenaza la revolución,
Quizá puedan cambiar las cosas
los muertos
de tu cuneta sin exhumar.

¡Pero no todo está perdido!
Qué bonita quedó la iglesia
Notre Dame,
quedó de lujo,
fiel símbolo de nuestra Europa...
en ruinas.

Adivinen los bolsillos
que financian esta farsa de la estampita.
¿A qué ingenuo le roban el dinero?

Si hasta en los centros de primaria
tienen mejor ideología
y eso que ya se encargan
de recortar la educación
según sus cortas medidas.

Las noticias ya no sorprenden
no nos asustan las cifras
el dolor siempre a hombros del pueblo
y el asesino
aún viste traje, corbata y camisa.

(A) por nosotras
Porque el viento que nos mueve les agobia,
les asusta que pensemos sin sus manos
manejando los hilos de este teatro.

Nos temen sin piedad
cuando nos ven crecer y revelarnos;
salirnos de las rutas que marcaron...
para tenernos bajo control,
para "guiarnos",
ellos,
con su paño cubriendo los ojos,
con su mente alicatada
y sus rastrojos.

Buscan seguir fingiendo ser
nuestros maestros,
de esos que te ayudan a controlar tu fuerza
como lo hiciera Yoda...

Pero se equivocan,
y tenemos que darnos cuenta todas:
si hubiesen hecho caso al joven Anni,
quizá no hubiera habido guerra en la galaxia.

Creamos nosotras
a todas las niñas de ahora;
cuando nos dicen que en la calle aún nos violan,
en las casas nos maltratan,
en los juzgados nos venden
y en las redes nos cosifican las 24 horas.

Vivimos el mayor caso del mundo
de trata de blancas.
Cada juez que nos acusa,
cada persona que calla
o nos cuestiona antes que a ellos
y nos juzga por el largo de la falda.
¿Qué más da qué lleve puesto
si él se dejó la educación en casa?
Miedo, polvo y ceniza
Cuando nací, entre polvo,
añoraba ver el mar,
sentir las olas y la brisa,
jugar, como me contaban en cuentos
que debían hacer las sirenas.

Crecí entre tierra y ceniza,
me lijé las manos ayudando en las labores;
reconstruyendo escombros,
aprendiendo a buscar agua y comida...
Tenía tareas, juguetes, amigos,
un lugar al que llamar hogar,
una familia
que me daba fuerza y sabiduría.

Amé la tierra árida de donde mis raíces bebían,
pero yo seguía queriendo el mar.

Se decía que allá vivían mejor,
del otro lado del charco,
que había más bondad, más oportunidades...
¿Cómo no iba a creerlo?
Si de los que se fueron
ya nadie nunca volvía...

Mamá llegó un día con la cara partida en dos,
y entre lágrimas, ya cicatriz, en sus mejillas
me dijo que tenía un regalo para mí:
me daba el sueño de su vida,
me daba el mar y el "otro mundo".

Yo no conocía ningún mundo distinto,
que no fuera de dolor y escombros.
No quería separarme de mi tierra, de mi hogar,
dejar a mi madre allí sola...
Yo quería salvarme con ella,
pero todo nuestro mundo sólo valía un pasaje.

Sabía de la guerra y del frío,
sabía que pronto vendría otro ataque,
que podría caer nuestra casa y llevarnos consigo,
que las calles eran peligrosas,
sabía por qué mi madre quería que huyera lejos,
por cualquier vía.

No sin esfuerzo, logró meterme en una barcaza,
llena de familias rotas como la mía.
Pero resultó que no éramos sirenas,
el mar nos enseñó los dientes entre embestidas
y yo me escondí como pude en un rincón de aquella jaula
rezando por llegar a tierra,
al menos con media vida.

Ahora hay quien me ve amenaza,
quien teme el miedo de mis pupilas.
En este mundo sin ruinas,
será que aún mancha mi ceniza...
Lucha ciega
Misma causa.
pero falla el medio,
las formas,
el lenguaje que esconde ideales inconscientes...

Nos falla el mensaje;
el significante se come al significado,
las voces se gritan sin parar a entenderse
y se pierde el diálogo
por falta de argumentos.

Entre tanto grito,
perdimos la esencia del comunicado,
nos recortaron demasiado el qué
y nos quedamos sin saber
el cómo, el cuándo, el porqué...

Tal vez,
no nos enseñaron a ponernos de acuerdo,
a escucharnos,
sin interpretarnos fuera de contexto.
Al final,
seguimos firmando con tachones
pero sin leernos...

Nos ponemos caretas,
nos unimos a luchas desconocidas,
nos irresponsabilizamos,
nos desentendemos...

Y al final las causas,
como siempre,
se quedan sin mácula,
pero sin cuerpo,
incomprendidas,
desamparadas,
perdidas.

Y nadie lucha batallas comunes,
porque nos empeñamos
en aferrarnos sólo a nuestro lado de la barandilla,
sin ver que el barco nos lleva
a todos
a la deriva,
hasta que alguien decida unir fuerzas
y remar contracorriente.

Fracaso académico
Fracasar,
cada segundo,
porque nos tapáis los ojos
en vez de alumbrarnos el camino.

Nos enterráis entre herramientas obsoletas,
materiales oxidados,
técnicas... sin manual de instrucciones.
Y esperáis que entendamos en 10 días,
lo que no se ha descubierto en 200 años.

Si la historia está para aprender de ella,
¿por qué me haces volver al inicio cada día?

¿Cómo voy a ganar la carrera
si al cogerte el relevo
tengo que volver a la salida
y chocarme con las mismas vayas que tú has ido derribando?

Y tal vez sea culpa mía...
porque sí, me he cansado.

Me he cansado de estrellarme contra tus muros,
de que cambies el laberinto en cuanto me abro paso a la salida,
de ser tu rata de laboratorio y tu sujeto de pruebas,
de que me busques las taras, para asediarme con ellas.

No, ¡esto no es lo que he firmado!
Yo no te he dado permiso para utilizarme,
te he pedido una guía
para aprender lo que aseguras que ya sabes.

No soy tu juego de invierno,
si te pesan los galardones que te regalas
quítate el traje de intelectual
y actúa
como si fuéramos simplemente humanos.

Ahora que he superado tus trampas,
que me he librado de tu laberinto,
sólo quiero dejar atrás tus programas.
Y resulta que es hora de dar yo la lección,
y tu ejemplo
no es más que una idea
exacta, precisa y concreta
de qué es
lo que no se debe hacer.
Harta de fingir,
de callar,
de esperar,
de guardar para luego...

Harta de obligarme a no sentir,
a sentir de menos,
sentirme menos
y obligarme a no mirar.

Harta de no gritar sus injusticias.
Harta del "qué dirán",
y sus "porqués".

Harta de callar,
para que no duelan.
De saber a ciencia cierta
que me dolerán
todas las palabras calladas,
clavándose como puñales
en mi propia espalda,
en mi propio verso.

Harta de perder,
de entrar en sus reglas,
de jugar sus cartas.

Harta de su sistema,
de su injusticia
y todas sus carencias.

Harta de que me cuestiones,
de que te extrañes si estallo
de que me culpes si quejo,
de que me busques salidas
sin dejarme elegir destino...

Harta de tus timos.

Y me llamarás histérica,
exagerada,
y dirás
que abuso de palabras de guerra
que no abogo por palabras alegres
que no apoyo canciones ajenas
o que me hago eco de voces que no son mías...

Me dirás
que callada estoy más guapa,
que piense antes de hablar,
que mida mis palabras...

Y, por primera vez,
tendrás razón.

Y entonces callaré con ganas,
porque el "ya te lo dije"
se convertirá en un "lo callé,
pero mi mirada lo dijo todo".

Porque mi lengua calla
todo lo que mi piel proclama,
todo lo que mi cuerpo sabe,
todo lo que mi mente jamás olvida...

Me habrás callado una batalla
pero jamás ganarás al silencio
la lucha por tu vacío.
Cuando nos roban el nombre
y nos ennegrecen el canto.
Cuando se apropian del verso afilado
y le pintan mentiras de mesa de instituto.
Cuando usan nuestra sentencia
como mantel de sus encerronas
y firman en nuestra piel sus dianas...

Se me derriten las máscaras,
los bien-quedismos
y la hipocresía.
Se me agarrotan los gritos de guerra
y las danzas primales
previas a cualquier batalla.
Se nos encasquilla la bala
que apuntaba a tus jueces corruptos.

Cuando el mundo pierde la crítica
y confunde los estilos por etiquetas.
Cuando el norte se gira
y se niega a acoger
lo que está en camino..

El mundo deja bien claro
que no quiere adaptarse a esta sociedad absurda...
Que sigue sin distinguir
lo legal de lo justo
y la verdad de la apariencia.

Me he cansado
del mundo de plástico rancio
que acecha tras las pantallas,
anclándose a sus cinco minutos
de fama "porque sí"...

Si te vistes de ego
en las noches de invierno
y de afectado en verano,
olvidando tus ideales
y mancillando nuestras esquelas...
No juegues conmigo.

Si el mundo te importa
lo que las visitas y seguidores,
si la política te sirve de moda
y votas colores
opuestos a los que proclamas...
No me incluyas en tu partida.

Si piensas que el mundo
es solo tuyo para consumo,
sin dar nunca nada
y sin luchar sus duelos...
Abandona la mesa.

Deja de rodar los dados
y olvídate de ganar.
Ahora juegas bajo nuestras reglas.
Antes de que nos prohíban
Antes de que nos prohíban,
rompamos el armario
y vistamos las mentes
de colores arcoíris.

Mientras aún podamos,
durmamos juntas sin complejos
y comámonos a besos
sin escondernos.

Todo el tiempo que nos quede,
portemos con orgullo
las etiquetas que mejor nos sienten:
escritas de nuestro puño y letra
con caligrafías grandes, claras
y diversas.

Ahora que aún nos quedan fuerzas
y no han podido silenciarnos,
dejemos constancia de nuestra libertad:
demostremos que libres
somos fuertes,
sin hacerle mal a nadie...

No bajemos la cabeza,
no nos avergoncemos,
no dudemos
ni tratemos de ocultar lo que sentimos.

Quememos las fronteras
que no hayan caído aún,
unamos fuerzas
y aliémonos, como hace años.

Antes de volver al clandestino,
de perdernos en las sombras
y sufrir su oscuridad.
Antes de caer en el olvido
y bajar los puños...
Alcemos nuestras voces
más alto que sus farsas.

Que no haya una sola esquina
que no sepa que existimos
desde que el mundo es mundo;
que no somos plaga ni enfermedad
que pueda curarse
en una sala de tortura.

Que somos tan solo seres
que salieron de sus normas inventadas
movidos por el deseo, el amor
o la identidad e integridad física.

Que nadie nace con la mancha
de su mente adoctrinada por la ira,
que el patriarcado es una lacra
que se va imponiendo día a día.
Que no todo es azul o rosa,
que la hetero-normatividad no es
sino otra filia;
quizá con mejor propaganda
y, por unos pocos, enaltecida...

Por toda la gente que sale,
por quienes saldrán o ya han salido,
por quienes no encajamos en sus normas,
luchemos por parar esta locura,
esta regresión sin-sentido.
Ahora que aún podemos,
no dejemos que prohíban
nuestras formas de vida
Grito ahogado
El mar, con voz ronca y cansada,
en el romper de las olas,
protesta en nombre de la vida…

Una vida moribunda entre las aguas,
cuyo funeral presiden
peces de plástico viejo.

Los rayos de un sol kamikaze
iluminan el camino tras el túnel
y la vida, más que sucia, exhausta,
emprende el viaje sin retorno
al mundo más allá de la cascada…

La rabia, en su extraña forma de espuma,
expande su horror por las rocas
y espera, ingenua e ilusa,
que llegue al cielo su grito,
que lo oiga el género humano,
que frene el puto asesino
que tanto daño ha causado…

Una vida moribunda entre las aguas,
cuyo funeral presiden
peces de plástico viejo.

Las olas no gritan “auxilio”,
prefieren salir a la tierra,
plantar cara a su verdugo
y, mirándole a los ojos como iguales,
levantar el puño y jurar venganza.


Manchas de sangre
Manchas de sangre
allá donde piso,
manchas de sangre
bordeando mi camino.
¿Soy yo o el asfalto?
La verdad,
no estoy muy seguro…
Pero ¿por qué han de sangrar mis pies
si aún soy sólo un niño?
Lágrimas rojas,
de un rojo dañino,
mar de catástrofes…
Me quedo en mis libros.
Manchas de sangre
en todas las aceras;
el pobre que pide,
el hombre de traje
que espera impaciente a un tren que no llega.
Manchas de sangre
por recuerdos rotos;
la vieja que llora,
el perro lazarillo
que, en un despiste del hombre, perdió su correa.
Lágrimas rojas
de un rojo dañino,
mar de miseria…
Me quedo en mis libros.
Manchas de sangre
por la llamada “cultura”,
manchas de sangre
por lo que ES tortura.
No soy yo, ni el asfalto,
son mentiras.
Ahora, al fin, lo veo claro;
no son mis pies los que sangran,
sino sus manos….
It’s not what it seems
but what then?

How am I supposed to know
what the hell is reality
when all my leaves
have left me?

Who can really pretend
to see me smiling
when I’m completely drowned
under my own swamp?

I’m off.
I’m over.

Stop throwing dead flowers
to my stinky stage,
lights are already turned down
and make-up has gone away.

I’m so tired of illusions,
of pretending to be
I don’t know who
trying to get
I don’t care what.

It’s off.
It’s over.

There is no tree without big roots
and mine have been stolen.
Estoy a un paso de tirarme al vacío
y que sea lo que la gravedad quiera.
A un salto de esquivar la cordura
y acabar con tanto interrogante.
Estoy a un verso
del extremo opuesto de mis musas,
bajo amenaza de artista
y laureado con tiempo de menos entre las uñas.
Pero, por algún motivo,
aun no me he lanzado al vacío,
ni he querido nunca de gravedad.
No he saltado para esquivar locuras
y estoy en trámites de pacto con las musas,
para decorar el laurel
con alma y pintura de luto,
en verde esperanza.
No,
no me creo valiente,
ni piloto,
ni capitán,
ni visionario…
No tengo más fuerza en mis brazos
que la que el sol me regale
y mi pecho se escabulle
entre esternón y médula
para no asistir a las reuniones
de ilusionistas anónimos.
Me falta un paso
para acabar el camino,
pero de momento
seguiré dando rodeos…
Siempre en tela de juicio,
siempre sin argumentos…
Dos golpes son un saludo,
un abrazo una mentira;
y un te quiero,
una blasfemia.
Sólo conoce un idioma,
sólo le importa su lengua,
llega armado hasta los dientes;
¡cuerpo a tierra!
Nunca rota entre sus brazos,
nunca entera entre trincheras...
¡Qué plan tan descabellado
querer atarse
           a su escudo
para frenar su ponzoña!
Veneno metálico en sus manos,
polvo maldito en mis huesos…
¡¡Piedad,
clemencia!!
¿Para cuándo mis refuerzos
en esta eterna condena?
Mi pueblo muerde el hambre
entre sus manos sucias.

La lucha
ya no afecta a sus deudores,
mas sí a los “daños colaterales”
en que nos hubieron convertido…

Mi pueblo muerde el hambre
entre sus manos cansadas.

Nos sangran heridas que nos son nuestras;
sangra la infancia encarcelada,
el prometido descanso que no llega
la tan ansiada paz que nos quitaron...

Mi pueblo muerde el hambre
entre sus manos ajadas.

Porque en primera línea de batalla
nos dejan sólo a los peones
y aquí
no hay “enroque” que valga…



Otra tormenta
que cala hasta los huesos
y hace de su pecho
un mar
donde nadie habita.

Nuevo día, misma cárcel;
vive esposada a una piel
que no siente suya...

Se piensa “nadie”,
se sabe rota.

Ya ni es, ni está, ni se parece
a esa que sonríe en las fotos;
se hizo tan pequeña,
tan ilusa,
tan indefensa,
tan vacía,
tan nada…

Otro disparo,
y ella
abrazó las balas
como salvavidas.
Me has pedido que te ignore,
que no te hable,
que no te nombre.
Pretendes que cruce los brazos,
que no pelee,
que permanezca inmóvil…

Intentas cortar mis alas,
podar mis ramas,
volverme dócil.

Pero si tanto me odias
córtame la lengua,
arráncanos las voces.

Te enfrentas a un pueblo obrero,
llegó el momento
de dejarse de sobres. 
Ven,
ven a verme y hazlo como he venido yo;
nada de trajes,
nada de corbatas
y nada de miedos.

Ven,
con las manos vacías, como vengo yo.

Ven,
que yo sólo quería volver a mi casa,
¡encontrar un hogar!
Ese... como el que me han quitado.

Ven,
y déjate de vallas, joder,
de mierdas puntiagudas
que se te clavan en el alma;

déjame ser libre,
ser yo,
ser persona...

¿Acaso valgo menos que tú?

¿Por qué?

¿Por el color de piel?
¿Por de dónde vengo?
¿Por lo que como?
¿Por lo que soy?
¿Por lo que creo

¿POR QUÉ?

Dame un motivo.

Y no,
no lo llames refugiado,
¡que te falta el bigote, joder!

Te falta el bigote...
y a mí el gas,
porque el mechero...
el mechero ya se ha gastado,
y el fuego...
el fuego lo he soplado, cabrón...
Destruyamos las barreras.
Que les den a sus motivos;
sus “razones”
apestan a una igualdad ya muerta,
asesinada,
por motivos de guerra.
Las verdades
salen hoy a la calle
desteñidas de creencias,
de SUS creencias.
Yo no quiero frases,
tatuadas en espaldas
que ya nadie mira…
Por mucha paz que prometan,
si no se gritan,
si no se luchan,
si no se sienten…
da igual la lengua en la que estén escritas,
nadie llegará a entenderlas.
Abramos las jaulas.
Que cada cual con sus alas
elija el rumbo con mejor brisa.
de vuelta a casa.

Mujer es...
Musa
de una luna
que se quedó sin sueños
por las noches en vela.

Unión
de fantasías echas carne
y arropadas
por un halo de misterio.

Juego improvisado
de un artista de renombre
al que fue a visitar la inspiración
en el momento exacto.

Energía
de una madre
protegiendo a su cría
de la falta de luz.

Rompecabezas para expertos
con piezas
tal vez,
intercambiables…

Esperanza.

Sabiduría…

MUJER(ES).

Volver a levantarte sin ganas,
porque suena esa alarma
que ya no sabes
ni por qué pusiste.

Era mejor
permanecer desnuda en la cama
que enfrentarse a un mundo
donde el frío parece no notarse
entre tanta capa:
la primera,
la máscara que cubre
una auténtica emoción de soledad,
de añoranza, de pena…
(porque en este mundo
no gustan las chicas tristes,
“girls just wanna have fun”);
la segunda,
la que cubre
lo que sea que quede en el pecho,
en un intento desesperado
de que alguien
luche por reconstruir el puzzle;
una más por encima,
para que no se vean las cicatrices
(las chicas buenas no tienen heridas,
su piel es suave y reluciente,
como la porcelana);
alguna más,
de relleno,
para cuando nos pregunten
cómo estamos,
qué hicimos
o cuál es nuestra historia…

Sólo alguien realmente cálido,
lo suficientemente paciente
para esperar
mientras te vas quitando las capas
una a una…

Sólo alguien
a quien realmente le importe
la figura viva que forman las piezas…

Sólo ese alguien
cambiaría la alarma por un abrazo
(o una caricia en la espalda)
y haría que salir a la calle
no fuese,
tan sólo,
embutirse en un vestido pesado
donde ni el espejo te reconoce.

Y volver a levantarte con ganas,
como de niña,
cuando había mil aventuras secretas por delante
y a nadie le importaba la apariencia,
cuando el escondite
era sólo un juego
y el trabajo en grupo
lo que salvaba la vida de todos.

Somos perros de caza;
animales de presa…

Esperamos, enjaulados,
el día que nuestro amo decida
abrir las jaulas, dejarnos “libres”
y ordenarnos cazar al resto de sus mascotas.

Nos sacan de paseo sin correa,
cuando ya nos han hecho creer
que estamos en el bando de los buenos,
que “los otros” vienen a quitarnos lo que es nuestro...

Dejamos
que nos afilen los dientes;
nos creemos únicos,
mejores que el resto, los elegidos...

Ingenuos.

No somos más que gallos de pelea.
Nos visten,
con traje y corbata, para identificarnos…
y nos lanzan a su rin,
instándonos a defender nuestro honor,
asegurando que el otro pobre animal
fue quien nos arrebató de brazos de los nuestros.

Carniceros,
Nos usan para hacerles el trabajo sucio
y no mancharse las manos.

Saltémosles al cuello,
en cuanto se acerquen a acariciarnos de nuevo,
que prueben nuestros dientes,
dejemos de ser civilizados.

Al fin y al cabo,
siempre fuimos animales,
pero antes de que el domador llegara
nuestro único rin era esa selva
y son ellos
quienes tratan de borrarla
a golpe de talonario.

La vida es una comedia
donde los personajes se pegan por el papel principal,
pintándose sonrisas torcidas
mientras la radio repite que “todo va bien”.

Nos reímos de payasos que ganan el triple que nosotros
en programas con increíbles índices de audiencia fantasma,
de cada caída repetida en vídeos de internet,
de cada chiste de humor negro en el muro de Facebook…

Luchamos sólo cuando nos sentimos a salvo,
no dejamos que se acerquen lo suficiente
y fingimos no hacerlo a propósito…

Nos indignamos cuando nos tocan la fibra,
cuando alguien logra hacernos sentir,
abrir la herida y llenarla de sal.

Lloramos cuando George R. R. Martin
mata a nuestro preferido,
pero nos la pela
que en la calle estén muriendo refugiados,
personas reales,
que al parecer,
no han hecho nada para ganarse nuestro respeto.

Por supuesto,
la vida es una comedia;
“una muestra de lo ridículo,
con elementos que divierten
- sin necesidad de pensar mucho -
y con un desenlace feliz.”

….Aparentemente,
apto sólo para unos pocos.

Sé que es una excusa muy vista,
sé que tenemos otras mil razones,
pero ¿cómo pueden no verlas por sí mismos?
¿Por qué nos vemos obligados
a seguir hablando de ello
cada día?
¿A luchar
por lo que ya debería ser nuestro,
a quitar vendas de unos ojos
que ya se han acostumbrado al odio,
a levantar heridas,
a hurgar en la llaga…?
¿Por qué?

¿Cuántas veces habrán dicho
que si no tenemos ya suficiente?
¿Qué más quieren?
Si tienen sus desfiles,
sus leyes
y hasta sus películas….
¿Qué más quieren?

¿Cuántas veces,
nos hemos tenido que defender?
A base de ejemplos
de las mil y una noches
que no nos han dejado dormir;
a base de desnudarnos
una vez más
y enseñar dónde nos han dado más fuerte,
cuáles son nuestras partes más débiles…

En pleno siglo XXI,
en una sociedad civilizada,
donde la igualdad ya existe
según los periódicos
siempre y cuando no abras todas las hojas.

En pleno siglo XXI
aún son muchos los que sienten
que deben esconderse para sobrevivir;
que buscan tapaderas,
mentiras,
excusas,
historias,
puñales a su propio pecho,
sangre sobre sus diarios,
otra muerte
en las líneas que nadie lee de la prensa...

¡Si el amor ya había ganado!
Si ya estábamos fuera,
ya se “aceptaba”…

En pleno siglo XXI
y sigue habiendo
quien jode la partida
por una inocente carta…

Pero desde aquí te advierto:
mi vida,
nuestra vida
no es,
ni será nunca
parte de tu juego.

Vivir
al borde del papel,
al filo de la pluma,
colgando siempre
de la próxima coma…

Subrayar la vida,
enmarcando los deseos
en tipografías
y las emociones
en reglas ortográficas
(siempre con sus excepciones)…

Dejarse caer por cada paradoja,
disfrutando
del zumbido de neuronas
que se pelean por comprenderlo,
y destripar los versos más simples
como si quisieran lanzar
un grito de aliento…

“El hombre
es un lobo para el hombre”.

Somos masoquistas,
jugando con ilusiones
como premios de consolación
y desnudando margaritas
sin querer saber las respuestas.

Pero ahora bien,
“el lobo
es bueno por naturaleza”.

Somos lo que nos queda después de la tortura
y quien nos sana las heridas,
aprendemos a curar rápido los golpes
y estamos dispuestos a luchar por la vida,
a aferrarnos a la más mínima esperanza…

El camino a la felicidad
es un bonito cuento de hadas.
Y esa es tal vez,
la única verdad
con la que nos han mentido siempre.

Como todo,
parece perfecto desde lejos,
mejor desde lejos,
menos nítido…

Hasta que no lo tocamos,
no lo vivimos,
no llegamos a ver los bordes,
afilados como el cristal que romperemos,
pero este
corta más antes de partirse…

Vamos con decisión hacia el muro
asegurando que esta vez será diferente,
que las cosas han cambiado
(como por arte de magia)
y nos chocamos,
claro que nos chocamos,
pagamos cara la ceguera…
Unos más que otros.

Como todo,
se ve mejor con los ojos abiertos;
achicando la vista,
tan sólo nos ahogamos por dentro
y no dejamos que el mundo
nos cree defensas con ataques menores,
de esos de los que podemos reponernos,
contra los que podemos luchar…
Y así, cuando llega la guerra
nos jodemos,
perdemos,
pagamos nosotros.
UNAS más que otros.

Callamos los miedos,
huimos de la verdad absoluta
y jamás
afrontamos la realidad.

Nos embutimos en la sociedad;
sin llamar la atención,
jurando ser diferentes,
jugando a no ser como todos...

Nos pintamos de rebeldes,
sacando las garras
con miedo a que nos jodan la manicura
si realmente las usamos.

Hablamos más de la cuenta,
sin molestarnos en pasar
la capa más superficial
de la apariencia...

Nos somos más que la basura
que van dejando a en nosotros
con los años.

El próximo nuevo sabio
que diga que somos el futuro,
que pase antes por caja
aún queda
pasado pendiente.

Soy lo que soy,
no lo que aparento;
no judges mi vestido ni mis collares,
no me conoces.

No te creas
que por ver mi espejo
sabes algo sobre de mí.

Ni te plantees
conocer qué pienso,
quién soy
o lo que siento...

Soy lo que soy,
lo que quiera ser.

Lo que haga con mi cuerpo,
con mi ropa,
con mi sexo
o con mi amor,
son cosa mía.

La genética no tiene nada que ver,
la biología no pinta nada en esto,
la sociedad no debería influirme,
soy yo
y nunca
dejaré de serlo.

Lejos
de esas sonrisas pasadas por filtros,
sobre montones de letras fuera de contexto,
con abrazos a fría distancia
valorados en horas muertas tras las pantallas.

Ajena
a esa realidad inventada de discoteca,
demasiado grande
para una mente tan cerrada.

Aislada,
ignorada,
apartada del camino como cualquier piedra,
en segundo plano de la historia...

Solitaria en un mundo de batallones,
libre entre un grupo de sombras,
única en la sala de espejos.

Marginada
sin nombre, ni banda, ni código de barras,
fuera de los límites...

A distancia veo sus risas
y tiemblo al pensar
que hasta ellos
empiezan a creerlas ciertas.

Con razón los locos afirman
que la vida
no tiene sentido

Estamos hechos de colores
aunque lo nieguen.

No nos busques las líneas,
no desesperes,
somos los trazos de la paleta:
sin sentido, pero llenos de poderes.

Hemos roto los esquemas
demasiadas veces,
el alma no está hecha de dobleces,
sólo es arte convertida en ente.

Vamos vagando por los tonos
sin un borrador de fondo,
empujando un poco más el horizonte
para dejarnos caer en el césped con aplomo.

Estamos hechos de colores,
¿no lo sientes?
Somos la mancha de la historia,
la oveja negra del rebaño…

Somos una gama de ilusiones,
con todo lujo de contradicciones,
somos poetas:
malabaristas de emociones.

Que escuche el alma
Que escuche el alma.

Ahora que no quedan voces en el desierto,
que tenemos metralla en los oídos
y sólo buscamos volver al agua del que nos echaron…

Dejar atrás aquel oasis sólo fue
el primer paso de la lucha,
pero la lluvia ya no moja suficiente
y a este pez diseccionado
le faltan agallas para alzarse contra el mundo.

Que escuche el alma.

Todos los relojes ignorados lanzan sus horas al aire
y el cielo huele a que ya es demasiado tarde.

Las calles cantan sus ritos funerarios
al son de las pisadas sin tiempo, sin ganas, sin meta...
Ya sólo el loco busca una salida
mientras, los arcenes queman pasado
y a esta podrida brújula
le falla la puntería buscando el monte…

Que escuche el alma.

El corazón se quedó ciego bajo las vendas,
la razón afónica por no ser escuchada,
las miradas nunca estuvieron tan vacías.

La música se ha terminado,
el cantante quedó mudo ante las llamas.
Ningún verso tiene nombre.
No hay motivos para proclamar al alba…

Cuando un poeta llora,
el poema…
cal(l)a.

Me estoy comiendo las ganas
de romper las paredes de este zulo
a puñetazos.

Descomponer la gama de colores,
que choca con mi ventana,
y pintar un cuadro
tan abstracto como pueda,
para hacerme el importante...
El diferente...

Una sombra más
con antifaz de interesante.
Para contar que no veo nada,
que no puedo abrir los ojos.

Te acercaste a su piel,
como un marinero perdido,
y le llamaste
sirena.

Te enredaste en su pelo,
y jugaste a rayar su coraza
hasta que ella
fue perdiendo la voz.

Como quien no quiere la cosa,
le arrebataste su mundo,
imponiendo
tus realidades a medias.

Convertiste en pesadilla
cada viaje hacia sus labios,
le dejaste sin aire,
perdonaste sólo su burbuja...

Y desalojaste el fondo del mar
hasta que sólo te tuvo a ti.

Estaba loca por ti.
O más bien,

la volviste loca.

Ahora dices
que morirías por ella,
y yo sólo espero
que te des cuenta
de que es tu amor
– Tu versión ceniza de amor,
tu amor caduco de letra pequeña –

Que eres tú,
y sólo tú
lo que le está quitando la vida.

Debo de ser idiota,
porque me duele la sangre de otros,
los gritos de miedo e impotencia,
el horror en sus ojos...

Debo de estar loca
por no querer posicionarme
a favor de la violencia
con traje de seguridad
o de *fuerzas* de seguridad.

Debo de estar ciega
por no ver el favor que nos hacen,
por no pintarme su bandera
y no querer mirar hacia otro lado.

Debo de ser una ingenua
por creer que esto no es la respuesta,
que siempre hay opción al diálogo,
que la política valía para algo...

Yo sé cómo me quieren,
pero nunca lo he tenido más claro;
el gobierno que nos rige
es completamente inhumano.

Tenías razón, eso es lo que querías,
lo único que paraba tus golpes.
Sí, tenías razón….
Pero no en lo que tú piensas.

Tenías razón al principio,
cuando decías que no me merecías,
cuando dijiste que no eras bueno para mí…
¿por qué no te haría caso?
Para una sola vez
que tenía que haberlo hecho…

Tenías razón
cuando te llamaste monstruo,
la primera vez,
cuando decías que era todo culpa tuya…
Tú te hacías la víctima, lo sé,
pero fue lo único sincero
que salió por tus labios.

Y hablando de ellos…
tenías razón,
no volveré a besarlos
(ni los tuyos ni ningún otro),
no se lo contaré a mis amigas,
no saldré esta noche…

Tenías razón, cariño,
esto acabaría matándome,
pero te equivocaste en algo…
No fue el salir de noche
ni el volver sola a casa.
No fue el alcohol,
no fue el tabaco…

Fue la mano
que me sacó a bailar aquel sábado
en que decidiste pasar por mi bar
para cambiarme la vida.

Enhorabuena, amor,
al fin,
una promesa
que sí has cumplido.

Nos quieren rotos,
sin ánimo, sin futuro, sin pasión, sin ganas.

Nos quieren idiotas, crédulos, borregos y marionetas,
copias desgastadas sin color ni brillo,
despilfarradores de datos y parcos en creatividad.

Nos quieren huecos, vacíos, cansados a los 20...
Nos quieren mucho,
pero lejos,
a su alcance... solo si nos quieren.

Luego
que por qué no avanzamos,
que no valemos,
que no evolucionamos,
que somos la "generación perdida"...

y por qué la sociedad se estanca,
por qué las niñas de diez piensan como las de noventa,
por qué los niños siguen las huellas de sus padres,
por qué no se han cumplido las películas del futuro...

No interesa.
No interesamos...

No interesamos cuerdos,
no interesamos con el puño al aire y la voz rota,
no interesamos enterados, comprometidos y revolucionarios,
no interesamos humanos...

El futuro,
- SU futuro -
es de las máquinas
y parece que en la educación cada vez lo tienen más claro;
enseña más un robot bien programado,
que un alma que vuela con la estela de los soñadores.

Sometimes
is just a matter of grammar;
some misspelled “stones” on our path.

May be,
the writer didn’t feel like sharing that night
and just ran quickly over the chapters,
missing tones of essential information.

Sometimes
we just have to figure it out,
stop following the path,
trail new routes;
try the river, the grass, the trees…
Try them all!

And only then… choose the best hiding area
to get lost
until next round is written, read and acted out…

Before assuming
we are not actresses anymore;
and we
can speak out our own lines.

El mundo se viste de egos,
de un afán por permanecer en la cima
sin romperse un solo hueso,
sin tensar un solo músculo;
de subir escalones sin alzar peldaños;
de ser el número uno,
sin dedicar un solo segundo al resto de la serie…

Egos vacíos,
absurdos,
cobardes.
Egos….
de desagüe.

El mundo, en este luto negro,
atesora pequeños segundos de fama
y glorifica recuerdos….
recuerdos de nada.

Se te hinchan las tripas
hablando de tu afán de protagonismo.
Me llenas la historia de pajas mentales
(disculpen la ausencia de eufemismos).
Te llenas los labios de tus aventuras de caballero andante,
pero al menos,
Don Quijote atacó a los molinos.
Tú apenas te acercas a sus sombras para el selfi de turno,
y gritas a los cuatro vientos…
Dándote aires de superhéroe.

Te coronas a cada frase,
como el líder de una secta,
pero vengo a romper con realidades
el globo de ego que te está alejando del mundo;

parafraseando a un gran grupo:
“lo único que te sigue es tu propia sombra”.

Así que baja de las nubes
y gánate el aplauso a pulso;
o cállame la boca con algo más que conjeturas.

Soy la niña callada de la fiesta
La pequeña, la tímida, la rara...
Soy esa que aguanta tus insinuaciones (de borracho)
Tus comentarios salidos de tono
Tus miradas obscenas...

NO

No soy tu niña, tu princesa, tu bebé...
Tu nada!
No soy un sueño, un ángel, un juguete
No estoy aquí para lo que tú (me) quieras
Ni tu muñeca hinchable, ni tu complemento de fiesta.
No soy muda, ni sorda, ni idiota ni niñata.

NO

No te rechazo por bollera
ni por estrecha
ni por puta
ni por calienta-pollas
ni por moja bragas.

NO

No necesito un buen hombre
No quiero saber tu nombre
No te hagas cuentos en la cabeza;
no me he vestido para ti
no te he ido provocando

NO

No soy ni tuya
Ni de nadie!

NO

No es que me duela la cabeza
o esté con la regla,
Te he dicho que...

NO

Y no es un puede
Ni un tal vez
Ni un insiste
Ni un me faltan copas...
Que te he dicho que no me tocas

NO

No es difícil entender a las mujeres
hablamos el mismo idioma
No todo es un doble sentido
y, por Dios, no estoy haciéndome la dura

NO

Es así de simple,
si digo que NO
Es
NO
y punto en boca.

Me cansé de tu farsa
de tu engaño,
de tu juego...

He sido peón tantos años
que se me olvidó mover por mí.
Me creí en serio que eras el rey,
que tenía que morir por ti causa,

Llegué a pensar que valía menos,
que decidías por mí,
que mi posición en el tablero marcaba mi destino...

Pero no olvides nunca
que es la reina quien hace lo que le plazca,
y cualquier peón
puede convertirse en dama,
saltando tu techo de cristal.

Me cansé de tu estafa,
de tus rejas,
de tu estrategia...

Es hora de quedar en tablas,
de revelarnos el pueblo;
nos toca mover por nosotras,
blancas y negras juntas,
que aquí ya no hay primeros.

Cambiemos las reglas del juego,
les toca a ellos sentir el miedo.

Perdí la mirada ante el espejo
en este duelo de existencias.

Ahogué la llama entre suspiros.

Convertí mi vida en decadencia,
en saberme fuera de combate
al primer grito de guerra.

Hice de mí lo que querían:

perder el alma
en su carrera.

Grita,
desenreda el nudo que te ataron al cuello,
no dejes que te cuelguen sus cadenas.
Rompe normas, sáltate las reglas.
Olvida todo estereotipo que te oprima el pecho.
Sé tú, sin más etiquetas.
Que esta vida está estrenada
y nace en ti y es sólo tuya…
No hay consejos de lavado,
la mente debe quedar abierta…

Di sí
y escúchate orgullosa

Alza el vuelo y grita libertad,
vive como si el mundo no importase,
como si el viaje no acabara nunca.

Disfruta de los besos prohibidos,
de los abrazos por la espalda en cada esquina,
de peli, sofá y manta de domingo.

Planea el futuro sin miedo.
Sal al sol
y guíñale el ojo hasta que salga el arcoíris.

Sé feliz,
di sí
y créetelo, sin peros,
sin escusas.

No te creas que sus puñales son medallas,
que sus chistes no duelen,
que las mentiras no se atragantan…

Sé feliz.

Camina de la mano con quien quieras
y cuanto te pregunten si eres feliz,
mírala a los ojos

y di sí
con ella.

Podría escribir de tantas cosas…
Tendría que reivindicar tanta basura…

Que no me da el corazón, para almacenar tanta rabia.
Se atraganta el poema entre mis dientes,
provocándome arcadas, dolor, impotencia…

Pero, sobre todo, ganas
de atacar, con mi mejor arma, al gaznate
del dictador psicópata,
que se llena los bolsillos de familias rotas.

De alzar el grito en pie de razón
y acabar con la ley
que permite y fomenta violaciones en manada.

Se me rasgan las venas tan sólo al pensar
en seiscientas personas huyendo de la guerra,
para encontrar la frontera más grande de la historia:
la ignorancia
de la maldita (mal-denominada) xenofobia.

No me entra en la cabeza…

que haya quien valore más el sexo que a las personas,
que no se mire más allá de la piel,
que se juzgue siempre a tientas, sin sentido alguno…

Que si no te matan por mujer,
lo harán por extranjera.
Si no te muelen por tus principios,
lo harán por tus sentimientos.

Que no serán felices, hasta que no te arruinen la vida
y te hagan avergonzarte de ti,
de cada paso, de cada beso, de cada canto…

¿Cuándo llegará el día
en que se avergüencen ellos
de sus estafas,
de sus mentiras,
de sus delitos?

¿Cuándo nos tocará a nosotras
retomar el poder y decidir sobre el futuro?
¿Cuándo
llegará de verdad el siglo XXI
y dejaremos de vivir en las cavernas
creyendo que mandan ellos,
cuando ninguno se ha ganado el mando?

La mujer del periódico no fue fuerte.
La mujer del periódico no fue valiente.
No luchó, no tuvo coraje, no lo dio todo…

La mujer del periódico no lo vio venir,
no se preocupó suficiente…
La mujer del periódico no es más
que otra muñeca rota.

¡Estoy harta!

Harta de muñecas rotas,
de chistes, de mofas,
de tanta hipocresía.

La mujer que ayer murió asesinada
a manos de su pareja,
no es la imagen que hoy vende el periódico.

La mujer que protegió a sus hijos,
que plantó cara,
que había denunciado… sí.

La mujer que tenía miedo de volver a casa,
que intentó huir, que se enfrentó,
¡que no quería morir!
que NO dio la vida…

NO es la mujer del periódico.

Pongamos freno de una vez
a tantos titulares escudo.
BASTA
de defender al maltratador
y menospreciar las vidas que arrebata
el orgullo masculino.

Hoy volveremos a leer en los periódicos
“mujer muerta a manos de su pareja”
al lado del último gol de La LIGA.

Han logrado hacer de sus ASESINATOS
noticia rutinaria…

Más de 40 mujeres asesinadas en 2017
44 en lo que va de año.
Busquen en sus periódicos
los nombres de sus asesinos…
Parece que a ellos sí tenemos que respetarlos.

No sé vosotros,
Pero yo… ya no me creo los periódicos.

Hoy me quiero perfecta.
con mis errores,
con mi pasado,
con las marcas de su piel aún en mis sueños...
Eso, perfecta.

Hoy me quiero con las ganas de su risa:
soñadora.
Hoy no soy sólo mujer...
pero me siento más mujer que nunca.

Hoy, por primera vez en meses,
he cogido en brazos mi miedo más tangible,
mi temor más "a la vista"
y, entre sus manos diminutas,
ha tejido mi cielo.

Mi niño, mi pequeño, mi mayor tesoro,
tú naciste sin padre,
que nadie jamás te quite eso.
Tienes sus ojos verdes, sí,
pero lo demás
es todo nuestro.

Podridos.

Podridos de odio, de ira, de poder,
podridos de ganas.
Escupen su mierda a discreción,
se pasan el juguete sin reparos.

Alardean,
se restriegan en su fango
y relinchan victoriosos.

Se llenan los labios de pieles ajenas,
cargadas de química de laboratorio.

Rompen con todo,
abrasan los límites,
te hacen jirones
y se marchan.

Sumando una más a la lista,
restando otra más a la vida...

Podridos,
podridos de injusticia y jueces compinchados,
podridos de nuestras derrotas en juzgados,
de apoyo en una sociedad deshumanizada...
Vacíos de reparos y vergüenza.

Pudríos.

Canallas sin nombre,
basura de humanos,
volved a vuestro infierno y desintegraros.

Pudríos,
llenaros de vuestra oscuridad y consumiros,
cambiad el orden de factores:

maltratador, violador y asesino,
suicídate tú primero,
y luego, si puedes,
me matas.

He roto todos los versos
y olvidado tus mentiras.
Hoy visto el traje azul que tanto odiabas
y he dejado atrás
el morado aquel que me imponías.
Me he curado con caricias propias
y he mudado la piel sin tus recuerdos.
Hoy me quiero más que nadie:
sin tus celos, miedos, burlas...
Hoy he dejado de verte
y soy más libre que nunca.

Agarré tu engaño, destrocé mis dudas,
saqué de mi maleta tus recuerdos
y abandoné tu mundo
construyendo rascacielos solamente para mí.
Allí donde lanzaste mis sueños,
me alejo de tu pesadilla,
apartando tus nubes de tormenta,
me hice hueco entre Orión y Casiopea.

Hoy ya no me te tengo miedo,
desde aquí arriba, soy más fuerte que nunca.

Mira al cielo.

Quiero permanecer entre tus pestañas rotas,
soplarnos una y otra vez,
hasta perdernos entre las notas
de nuestra canción aún por escribir.

Saborear la luz de tus lágrimas secas
sabiendo que, en el pasado,
sobreviví a mis desiertos tan sólo por ellas…

Leer en tus cicatrices,
guiñarle los sueños al futuro,
acariciar el brillo de tus pupilas…

Quiero permanecer entre tus pestañas rotas
y volver a verte renacer,
sin huir de las batallas perdidas,
pero esquivando siempre la derrota.

Quiero devolver contigo todas sus malas miradas,
callarles la boca con tu mejor labia por arma
y nuestro pecho, al rojo vivo,
como el mejor de los escudos.

¿Qué puede haber de malo en nuestra historia gris
cuando nos pintamos arcoíris en la mirada?

¿Cómo pueden sobrevivir las dudas
cuando muerdo en tu boca los versos más dulces?

Quiero permanecer pegada a tus pestañas
y ser su eterna pesadilla,
si el infierno me lleva al hueco de tus clavículas.

Quemar cada noche los puentes de su cordura
y dibujar nuestro propio mar embravecido
para bañar todos sus intentos de burla.

¿Cómo podría olvidar tu risa de niña
por alegrar a quien nunca
disfrutó mi alegría en tus besos?

Sus malas lenguas
no empañarán nuestra historia.

Pasamos el tiempo frente a pantallas desnudas,
perdemos las horas sin rumbo,
escondemos amores
y reímos ataques.

El futuro nos roza sin marcas,
las vivencias se encadenan en bucle
y la vida pierde la magia…

La infancia no dura,
las tareas nos invaden,
las responsabilidades nos definen
y nos sobran etiquetas para todo.

¿Es este el mundo que queríamos?
¿Es así como nos lo imaginábamos?
Cuando de niños aprendimos a leer,
cuando tanto nos esforzamos en lograr escribir…
¿era este el resultado que prometían?

Vagamos por los días como en un naufragio,
nos aferramos a las sonrisas ajenas,
copiamos frases de 140 caracteres
y apuramos las colillas de otras llamas.

Yo me canso
de escribir sobre las flores del jardín de algún canalla,
de escuchar las noches de otras camas,
de olvidar los cuentos y las rimas…

Dejemos ya de engañarnos;
podemos no ser escritores,
pero a esta historia
hay que reescribirle un cambio.

Hay que ver...
Cuánto daño os hacen mis ruedas.
Os jode que no use motor para impulsarme,
que llegue tan lejos con la fuerza de mis piernas,
con el trabajo duro que me quema a mí

y no al planeta.

Cuánto daño os hace saberos mis señas,
tener que aprender...
que no tenga una luz
que indique si derecha o izquierda.
Que verano o invierno, invada los negros arcenes,
que aparque sin miedo en cuanto llegue.

Cuánto daño os hace mi casco sencillo,
mis manos desnudas en el manillar de hierro;
mis frenos audaces, de reflejos hábiles
y mi luz dinamo, que alumbra el paisaje.

Ocupáis mi carril sin pudor alguno,
pero os duele saberme en carretera
entre vuestros malos humos.

Lo siento por vosotros,
fui, seré y soy ciclista.
Te veo
a metro y medio de tu ventanilla.

Hipocresía, mentira, miedo, violencia...
Las guerras se juegan cada día,
no nos libramos nadie.
Rupturas, enfados, injusticias, penas...
Créeme, no te es ajeno.

Son guerras de patio del colegio,
de oficina, de casa;
son guerras sin armas de fuego,
pero con millones de heridas
por ambas partes.

Locuras, juicios, consumismo, dinero...
Las causas abundan y todas son "buenas".

Pero tú.. ¿qué haces?
y yo ¿cómo me defiendo?
No hay trincheras para el día a día,
no hay chaleco para las balas pronunciadas.

La guerra inunda hasta los lugares prohibidos
se hace hueco en la garganta,
ahoga lágrimas y gritos,
empapa miedos...

No,
no hay nadie ajeno,
las guerras pueblan las rutinas
y, como siempre, nadie gana.

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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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