Yo perdí la razón
el día que cogiste mi mano.
Dejé los singulares junto a las dudas
en aquel paragüero de la entrada,
me salpiqué de algún que otro verso contagioso
para aferrarme a la sonrisa
que prometía aquel cuaderno de tapa verde..
Empecé a seguir la música,
como me enseñaron las películas,
y terminé colgada de tus acordes,
tarareando melodías junto a la cama...
Dibujé nuevas metas
allí donde se unían nuestros sueños,
para olvidar los motivos,
para atesorar la magia.
Le lancé una moneda al futuro
jugándome la suerte en un todo o nada;
cara, te quedas conmigo
cruz, giramos la moneda...
La partida más importante hasta la fecha,
¿juegas?

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: