Que escuche
el alma.
Ahora que no
quedan voces en el desierto,
que tenemos
metralla en los oídos
y sólo
buscamos volver al agua del que nos echaron…
Dejar atrás
aquel oasis sólo fue
el primer
paso de la lucha,
pero la
lluvia ya no moja suficiente
y a este pez
diseccionado
le faltan
agallas para alzarse contra el mundo.
Que escuche
el alma.
Todos los
relojes ignorados lanzan sus horas al aire
y el cielo
huele a que ya es demasiado tarde.
Las calles cantan sus ritos funerarios
al son de las pisadas sin tiempo, sin ganas, sin meta...
Ya sólo el
loco busca una salida
mientras, los arcenes queman pasado
y a esta podrida brújula
le falla la puntería buscando el monte…
mientras, los arcenes queman pasado
y a esta podrida brújula
le falla la puntería buscando el monte…
Que escuche
el alma.
El corazón
se quedó ciego bajo las vendas,
la razón afónica por no ser escuchada,
las miradas nunca estuvieron tan vacías.
la razón afónica por no ser escuchada,
las miradas nunca estuvieron tan vacías.
La música se
ha terminado,
el cantante quedó
mudo ante las llamas.
Ningún verso
tiene nombre.
No hay
motivos para proclamar al alba…
Cuando un
poeta llora,
el poema…
cal(l)a.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: