Recuérdame al calor de un beso amargo,
cuando otros labios abracen tu escudo,
cuando otra piel comparta tus heridas
y nos caigamos una y otra vez en la distancia.
Recuérdame como el amigo fiel
que tendió siempre su mano
y guarda
el rincón que un día construí en tu pecho.
Pero suelta, avanza y camina.
Vuela bajo el viento de otras alas,
ondea tu bandera sobre montes tan lejanos
como tu corazón abarque...
Sonríe en mis recuerdos
y no te pierdas ante olvidos
de un pasado idealizado de cadencias
y silencios ya perdidos.
Comparte musas en nuevos libros,
firma mil y una baladas,
¡disfruta, joder, disfruta!
Que yo guardaré siempre el cariño de tus nombres,
y mi (co)razón jamás olvidará tu risa...
pero ante todo, compañera,
expiremos...
y que este reloj de arena
siga regalándonos mareas.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: