martes, 17 de septiembre de 2013

Mi otro yo - Cap. 11



-11-

Todos habían abandonado la sala menos ellas dos y Ari que se había quedado a ayudarlas. Paula estaba prácticamente en estado de shock, no podía creerse que le hubiesen dado el papel protagonista, ni mucho menos tener que sabérselo se un día para otro sin ningún tipo de preparación.

-          Tranquila, Paula, lo harás bien.
-          Claro, además es solo una prueba, solo te veremos nosotros

Marta y Ari se habían acercado a Paula y trataban de animarla. Al ver que las palabras no estaban consiguiendo nada, Marta escogió una escena en la que solo hablaban Silva y Manco (sus personajes)

-          “Manco, por el amor de Dios. Te pasas todo el día en el bar, ¿no te da vergüenza, a tu edad?”
-          Venga, Manco, no la dejes sola en el escenario… - empujó Ari a Paula a escena

Tras un minuto sin recibir respuesta, Marta se dio por rendida y se dispuso a bajar las pequeñas escaleras. Pero justo en ese momento se escuchó la voz de Paula llenar el espacio con una perfecta imitación de borracho.

-          “No me paso todo el día”

Marta se giró a mirarla, sonrió y acto seguido volvió a meterse en el personaje leyendo la siguiente línea del guion

-          “¿Pero cómo tienes la poca vergüenza de mentirme? Si lo veo a diario, te despiertas y vienes al bar; a la hora del almuerzo, al bar; a la salida del trabajo, al bar también. Y luego entre las partidas de cartas y el vermú… Harta me tienes”
-          “¿Cómo te atreves? ¿Me estás llamando borracha?”
-          “Sí, lo hago ¿o es que acaso me lo vas a negar?”
-          “Claro que te lo niego” – se puso a la pata coja tratando de mantener el equilibrio
-          “Pero si apestas a alcohol, anda, estate quieta que te vas a terminar cayendo al suelo”
-          “Suéltame, que no me voy a caer, pesada”

Ari rompió en aplausos cuando Paula se tiró al suelo siguiendo la acotación del texto. 

-          Bravo! Bra-vo! Menos mal que teníais miedo escénico, que si no lo llegáis a tener…
-          Anda calla, que casi me muero de la risa cuando la he oído la voz de borracha.. jeje

Paula, que bajaba en aquel momento del escenario, dedicó una sonrisa a sus compañeras y propuso ir a la cafetería para decidir qué escena escoger y cómo hacerla. 

-          Un brindis por Silva, que lo ha bordado.
-          ¡POR SILVA!
-          Gracias, chicas, pero la verdad es que me ha sido muy fácil meterme en el personaje jeje
-     Ya, eso es porque en el fondo eres una borrachuza. Eso explica que te guste tanto mezclar colorcitos… Nada de texturas ni formas… que te recuerdan a tus noches locas.
-          Pero que payasa eres, de verdad Ari que… - simuló amenazarla con la mano de forma amistosa.
-          Bueno, dejemos a la borrachuza en paz, que tenemos que decidir que escena vamos a enseñarles.
-          Pues yo creo que la que hemos hecho ahora ha quedado bien, ¿no?
-          Sí, pero es muy corta…
-          Tati tiene razón, esperan algo más espectacular de vosotras dos…
-          ¿En cuál estás pensando? – empezó a ojear la obra Marta
-          Pues… molaría la escena XV del último acto, pero no vais a querer hacerla…
-          ¿Por qué no? Tatiana, ¿me dejas ver de cuál está hablando?
-          Sí, toma. Aunque creo que ya sé a cuál se refiere, y yo me niego.

Paula empezó a pasar las hojas hasta llegar a la última escena de la obra, en la que las dos protagonistas, sueltan una parrafada reivindicativa y se besan delante de una iglesia católica

-          No creo que sea una buena elección
-          Ya sabía yo que no os ibais a atrever a besaros
-          No, no es por el beso.
-          ¿Ah no? – intervino Marta algo sorprendida
-    No, seamos sinceras, tarde o temprano nos tocará hacerlo, y al fin y al cabo es solo un pico y es teatro…
-          Entonces, ¿por qué es?
-          Pues primero porque es la última escena, y no tiene mucho sentido que esa sea la primera escena que representemos; segundo, porque sin el contexto, no tiene ni sentido ni gracia; y por último, porque es una parrafada cada una y luego el beso, eso es aprendérselo, no hay mucho más que actuar sin conocer el estado de los personajes.
-          Yo creo que tiene razón, Ari, seguro que hay una escena más adecuada… ¿Qué os parece la VIII?
-          ¿La de la cárcel? Necesitaríais a Blon, y no creo que Víctor esté muy por la labor…
-          ¿Y la X? – propuso Paula
-          Muy larga, ¿no? Además Tati se pasaría hablando sola un buen rato

Después de unas 10 o 20 negaciones, al fin encontraron una a la que nadie encontró pegas. La marcaron en el texto y quedaron en ir una hora antes al ensayo con el papel aprendido para ensayarla.

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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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