Me cansé de volar con las alas rotas,
de asumir el peso
con el que encadenas mis pies al suelo
en cada salto.
Me harto, me voy, me doy por vencido,
has ganado,
¿qué duda queda de que es lo que querías?
¿pero a qué precio?
Ya no cargaré tus culpas a mi espalda
cuando tú no puedas,
ni me tragaré la lengua ante tus amenazas,
pues ya no te creo.
Ahora que soy alguien nuevo y diferente,
viejo titiritero,
planta en otro tu amarga espina,
deja que lidie yo con mis demonios.
Tu reino del miedo ha finalizado,
los días tristes se fueron con la lluvia,
pues mi mente se salva hoy de tu tortura;
su confianza, me ha devuelto la alegría...
Seré un ángel vacío por un tiempo,
pero aprenderé a correr,
en lo que el viento
nos devuelve las alas.
Por las historias que rondan tu mente. Por las ganas de cambiar el mundo. Por las rimas. Por la música. Por el arte... El primer puercoespín enamorado de las letras comparte sus cuadernos de poesía. Cuidado, puede ser muy dulce o utilizar sus púas.
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