miércoles, 3 de mayo de 2017

El sentido de la vida

Me sobran las manos
si no puedo tocarte,
¿cómo era eso
de acariciar otra piel que no es la tuya,
un cuerpo que no encaja,
o un pelo que no invita a perderse?

De nada me sirve el oído
si ya no canta el viento tu canción favorita,
si se han callado los pájaros
hoy que ya no sale el sol de tu mirada.

Que se quede quien quiera con mi lengua,
pues yo ya no saboreo el cielo…
ese que tú me regalabas.

No quiero rosas
que ni secas huelen,
porque tú eras el perfume de mis noches,
y de mis despertares.

Que apaguen las luces,
que cierren mis ojos junto a los tuyos…

Perdamos el sentido, (o) la vida…

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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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