domingo, 14 de octubre de 2018

Poema (des)echado

Bajo la luna de abril
ya no caben más mentiras.
Se pudren rimas en sus verjas,
se agrietan sueños en sus horas,
se oxidan amores en su silencio.

Yo me quedo con las luces de las velas,
con la cera de tus cartas sin abrir,
con mis noches íntimas
bajo sábanas desgastadas.

Seamos serios,
París apagará su torre Eiffel,
pero a mi sueño, nunca le faltarán ganas.
La ciudad de la luz perderá su brillo,
pero yo
seguiré confiando en las llamas
de unos ojos encendidos.

Sed realistas.
Beber de la misma película, jode el romanticismo,
pero creedme si os digo
que jamás estremecerá de nuevo las entrañas,
que jamás forzará los límites del cielo,
jamás volará de nuevo sin batir las alas.

Basta de promesas de libro,
de versos reutilizados,
de bailar el son de otro instrumento.

Podrá no haber poesía en la palabra,
pero no os quepa duda;
yo
seguiré buscando magia en el mañana.


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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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