Nos quedamos sin historias que contarnos,
sin mentiras a medias, ni sueños reinventados...
Ya no encajan tus dedos en el hueco de mis manos.
Quizá llegó el momento de callarnos.
Ahora que tu boca no baila con la mía,
que mis versos se escapan sin rozarte los pliegues...
Ahora que no quedan lenguas que canten nuestra historia...
estas memorias se escriben en capítulos separados.
Perdimos la pasión que nos unía,
se rompió el hechizo que guardaba nuestra magia.
Cambió el camino en una curva cerrada
y volcó la utopía de este tren hacia ninguna parte.
Ahora que la noche se hace larga sin aullarnos,
que la luna ya no junta nuestros nombres en su media sonrisa,
Ahora que ya no sobran las palabras...
nos pesa más el vacío de esos ojos callados que antes gritaban romances.
Nos olvidamos del brillo que nos desdibujaba,
y dejamos de perfilarnos a oscuras
sintiéndonos en pieles ajenas,
que conocíamos mejor que las propias.
Dejamos de contar historias
y el final llegó a su última línea
sin que nadie tratara de frenarlo.
Por las historias que rondan tu mente. Por las ganas de cambiar el mundo. Por las rimas. Por la música. Por el arte... El primer puercoespín enamorado de las letras comparte sus cuadernos de poesía. Cuidado, puede ser muy dulce o utilizar sus púas.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: