jueves, 9 de julio de 2020

Arenera


Ella creía en un futuro que nunca llegaba,
guardaba los segundos gastados en su arenero
y cada noche repasaba recuerdos hasta dormirse.

Al despertar, vaciaba el terrario en pequeñas vasijas,
calentaba las ascuas y cerraba el vidrio con mimo,
sin fisuras, sin sobrantes...

Cuando llegó ese futuro que parecía tan lejano,
soltó sus relojes de arena
regaló sus sueños favoritos.

Así nació la magia,
en un tiempo compartido sin saberlo
entre millones de granos de arena.



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