Cap. 11
-
Bueno, me tengo que ir. – remoloneó un poco Lore
bajo el abrazo de Sandra
-
¿No puedes quedarte 5 minutos más?
-
No, cariño, si llego tarde otra vez mi madre me
echa de casa
-
Mmmmmm… Está bien, pero dame un beso.
-
Tonta
Así se despidieron ante el portal
de Lore como las dos últimas semanas, con un beso entregado y la felicidad
reflejada en los ojos.
En aquel tiempo, habían decidido
empezar de cero, sin celos, sin broncas… y así consiguieron total confianza la
una en la otra. Pero por otra parte, eso también había conllevado que pasaran
mucho tiempo juntas, cosa que a ellas les encantaba, pero a sus amigos no
tanto.
Sandra no tenía problemas, sus
amigos sabían que estaba saliendo con Lore y aquello les hacía felices a las
dos. Incluso habían quedado todos juntos en alguna ocasión y las veladas eran
siempre amenas y divertidas. Estaba muy contenta, empezó a creer que su vida
era perfecta, tenía unos amigos geniales, la chica de sus sueños y lo mejor de
todo, congeniaban, no tenía que ocultarse de nadie ni hacer malabares para
cuadrar horarios y poder verles a todos sin enfados. Pero todo ello se veía
quebrado cuando Lore llegaba con cara de haber discutido una vez más con su
gente.
Entre los amigos de Lore se
encontraba su ex, Pedro, que era la única persona a la que le había contado que
salía con Sandra, y que, muy lejos de enfadarse o dejarla de hablar, había
mediado en las disputas que originaba el que Lore quedara menos con ellos y no
les contara nada de lo que hacía en ese tiempo ni con quien estaba. Miriam, su
mejor amiga, era la peor en ese tema; insistía en que le contara más cosas de
ese novio que se había echado y que,
por alguna razón, guardaba en secreto, lo cual causaba que las demás empezaran
a hacer preguntas y conjeturas que traían de cabeza a Lorena.
En más de una ocasión, los
encuentros de la pareja se habían dedicado por completo a calmar la angustia y
las lágrimas que provocaba en Lore el pelearse con su gente, como Sandra los llamaba.
…
Estaba Sandra esperando, como
siempre, a Lore a la salida de clase cuando la vio acompañada de Miriam y
Pedro, los conocía, ninguno estudiaba en el mismo instituto que su chica, así
que su presencia allí suponía que se avecinaban problemas.
-
Hola, Sandra, ¿cómo tú por aquí?
- Cuanto tiempo, Miriam. Venía a recoger a una
amiga, que me pilla de paso. – Continuó mirando a Lore en busca de una pista
porque no sabía qué contestar.
-
Pues creo que ya han salido todos, así que se
habrá olvidado.
-
Lo dudo, no es el primer día que vengo. – Ese tono
de voz con el que había insinuado un plantón, le había puesto de mal humor, si
no lo hacía Lore, se lo contaría ella misma. – por cierto, no os he visto nunca
por aquí, ¿a qué se debe?
-
Venimos a visitar a Lore, que casi no se la ve
el pelo – contestó Pedro con una sonrisa fingida.
-
Han venido a darme una sorpresa – intervino Lore
a modo de explicación – es que es cierto que hace tiempo que no quedo con
ellos.
-
Bueno, pues nada, pasadlo bien. – Sandra se
dispuso a pasar de largo
-
Espera! – Se volvió al grito de Lore – No es
justo.
La cara de asombro era compartida
por los tres, Miriam porque no sabía a qué se refería, Pedro y Sandra por todo
lo contrario, eso significaba que iba a decirlo, le diría a su mejor amiga que
la razón por la que no quedaba tanto con ellos era una chica, que los
mensajitos que había leído en su móvil (a escondidas, claro) eran de una chica,
pero sobre todo, que la persona de la que tanto y tan bien le había hablado y
que ella había apodado “novio” era una chica, en concreto esa que tenía en
frente y con la que parecía tener una disputa considerable.
-
Lore, ¿qué pasa? Vamos a mi casa, no creo que
ella pinte nada allí.
-
No tiene nada que ver con eso, Miriam.
-
Pues suéltalo ya, que me estás empezando a poner
nerviosa.
Sandra miraba a Lore expectante,
por una parte quería que saliera ya del armario, pero algo le decía que no era
el mejor momento para ello.
-
Está bien, lo diré sin más, al fin y al cabo no
es nada malo. – tomó aire – La chica a la que ha venido a buscar Sandra, soy
yo. Viene todos los días y, antes de que digas nada, - interrumpió a Miriam que
trataba de hablar – sí, ella es la persona de la que te he estado hablando… Es
mi… - miró a Sandra, esta trató de darle fuerza cogiéndole la mano. Lore
suspiró y terminó la frase mirándola a los ojos con una gran sonrisa – …mi
novia.
-
¿ELLA?
-
Sí, ¿te molesta?
-
No, es que… tú con una chica – dijo Miriam, más
para sí que para el resto.
-
Miriam, yo la quiero
-
Y yo a ella – dijo Sandra con el tono más dulce
que pudo
-
Por eso cortasteis – miró a Pedro - ¿Y no vas a
decir nada?
-
No, yo ya lo sabía
-
¿Lo sabías? – Miriam no podía asimilar tanta
información de golpe
-
Sí, fui yo quien animé a Lore a intentarlo de
nuevo.
-
¿Entonces no te importa?
-
Ellas son felices y Lore está bien. Eso sí, - se
dirigió a Sandra – si ella se queja o le haces daño te las verás conmigo
-
No será necesario, no voy a dejarla escapar otra
vez.
-
¿lo ves, Miriam? Pedro lo entiende, yo estoy
feliz y con ella me siento a gusto. Vuelvo a preguntarlo, ¿te molesta?
-
No – suspiró, se relajó y muy sonriente añadió –
Si sois felices, por mí bien.
Sandra se sorprendió de lo bien
que había salido todo y lo relativamente fácil que había sido, pero le encantó
aquella sorpresa, al fin cesarían las broncas y pasarían sus veladas queriéndose,
riendo y pasándolo en grande.