Cap. 9
A apenas dos milímetros de rozar
sus labios, Lore agachó la cabeza apoyándola en la frente de Sandra, que de
igual modo sentía la frustración de aquella sacudida que las palabras de Fran
habían provocado en “Su momento”
-
Que oportuno tu hermanito
Se miraron a los ojos con
bastante seriedad reflejada en la cara, pero no tardó en aparecer la risa.
Ambas rompieron a reír a carcajadas liberando la tensión del momento.
Se acercaron a la cocina, donde
la madre de Sandra ya había colocado la mesa para cuatro personas. Lorena
sonrió a Sandra haciendo un gesto de “ha sido ella, no tengo escapatoria”.
Sandra, que había ido a por la cazuela con los macarrones mientras su hermano
terminaba de colocar los cubiertos, recibió aquella mirada y negó con la cabeza
mientras se mordía el labio inferior, con esa cara de “no tiene remedio”
trataba de agradecer en silencio a su madre todo lo que hacía por ella.
La comida transcurrió con
normalidad, Fran habló de Baloncesto, como solía hacer, y las demás asentían
sin hacerle demasiado caso, cada una ensimismada en su propio mundo; Lore y
Sandra en un juego de miradas, seguido por Lola, quien no perdía detalle de la
conversación sin palabras que mantenía su hija con Lorena.
Cuando acabaron, Fran se fue al
salón a ver un poco la tele, dejando a Lore, Sandra y Lola solas en la cocina.
-
Estaba todo riquísimo, Lola, muchas gracias
-
De nada, me alegro que te haya gustado.
-
Pelota – susurró Sandra dándole una pequeña
patada por debajo de la mesa a Lore
-
Bueno, creo que me voy a ir ya, que mi madre
estará preocupada
-
Buenas noches – dijo Lola con una gran sonrisa
Dicho esto, se levantaron y
Sandra acompañó a Lore hasta la puerta mientras Lola se unía a su hijo en el
salón.
-
¿No me acompañas? –dijo Lore con la voz más
sugerente que pudo
-
Creo que sabes llegar sola
-
Pero me puede pasar algo por el camino…
-
Payasa – Dijo Sandra, sonriendo
-
Está bien, te veo mañana
-
Hasta mañana
-
A no ser que vuelvas a no querer verme
Sandra agachó un poco la cabeza,
después la miró y le soltó un corto beso en los labios
-
Hasta mañana – Dijo cogiéndola aún de la cintura
-
Si vas a seguir así me quedo…
La soltó, se dieron otro pequeño
beso en los labios y cerró la puerta tras Lore, quien permaneció unos segundos
apoyada contra la pared del pasillo antes de salir de la casa con una ancha sonrisa
en la cara.
El mismo gesto lo repetía Sandra
ya en el interior de su habitación, con los ajos cerrados y una sensación de
relajación que invadía su cuerpo de pies a cabeza.
…
Lola pensó en ir a hablar con su
hija en repetidas ocasiones, pero prefirió dejar que fuera ella quien se
decidiera a contarle lo que sucedía entre ella y su “amiga”, sonrió al pensar
aquello, ya que Sandra de pequeña siempre llamaba así a los novios de Lola. Se
quedó en el sofá viendo la película de la tarde, sin hacerle demasiado caso, ya
que suelen ser repetidas o muy parecidas a las del día anterior.
En la habitación, Sandra estaba
medio adormilada en la cama mirando al techo pensando en lo bien que se sentía
y lo cerca que había estado de perderlo por su propio miedo a un fracaso
futuro. Un sonido la sacó de ese estado de trance, su móvil, se levantó a
buscarlo aún con esa sonrisa tonta en la cara y, cuando lo cogió, transformó
esta en una gran sonrisa de felicidad que ocupaba toda su cara mostrando sus
dientes.
“Eres mala, pero me encanta ;) Te veo esta
tarde en el parque?”
Sus mejillas se cubrieron de un
rojo intenso y su cara dibujó una sonrisilla mientras se mordía la uña del dedo
índice.
“No tengo remedio, pero tú tampoco =) A las 6?”
“Hecho :)”
…
17:30 en casa de Sandra
Sandra estaba bastante nerviosa,
se había duchado con el gel que más le gustaba (uno de frutos rojos que deja el
olor en la piel), se había vestido con su camiseta preferida y los vaqueros
nuevos. Había preparado todo para que fuera perfecto, no sabía si considerarlo
una cita, pero fuera lo que fuese, debía ser inolvidable. Al fin y al cabo, era
una especie de reconciliación ¿no?
El parque estaba cerca, así que
no era necesario prepararse tan pronto, pero Sandra estaba impaciente por que
llegara la hora y sus nervios habían hecho que se preparara en tiempo record,
más teniendo en cuenta que se había probado más de cinco conjuntos diferentes.
Lola, que había observado cómo su
hija se movía del baño al su habitación y viceversa, se extrañó al verla tranquila,
sentada en el sofá viendo la televisión.
-
¿Tanta prisa para vestirte para ver la tele?
-
He quedado
-
¿Con quién? ¿Con alguna “amiga”, eh?
-
Con Lore
-
Bueno… Respuestas cortas, esa mirada perdida…
-
Estoy viendo la tele
-
¿Sí? ¿Desde cuándo te gusta a ti la natación? Jejeje
-
Que sí, mamá
-
¿Y qué tal van? ¿Quién gana?
-
Cuando lleguen los anuncios – respondió Sandra sin
haber escuchado nada de lo que su madre decía.
-
Estás tontita ¿eh?
-
¿Eh? ¿Qué? – reaccionó Sandra
-
Nada, hija. Este año, que se ha adelantado la
primavera…
-
Ya... sí, mamá… ¿Qué hora es?
-
Las 6 menos cinco – “Mírala, en su mundo” pensó
-
Mierda, llego tarde.
-
Adiós, te quiero
-
Y yo – Contestó bastante apurada.
Dicho eso, salió corriendo hasta
el parque, “joder, con la tontería se me
ha ido la hora, joder, joder, joder…”. Llegó al parque y Lore aún no había
llegado, respiró hondo y se sentó en el banco a esperar.
…
17:30 en casa de Lorena
-
A ver.. La toalla... Aquí. La crema, listo... Solo falta....¡Mamá! ¿Dónde está la camiseta negra de tirantes?
– Gritó desesperada desde su habitación
-
En el armario – Se acercó a la puerta, donde vio
a su hija revolviendo los cajones, con toda la ropa por el suelo. - ¿A dónde
vas tan arreglada?
-
He quedado mamá, y tengo prisa, que si no, no
llego. ¿Traes la camiseta?
-
Aquí la tienes – se la dio - ¿Con quién has
quedado?
-
Con una amiga mamá, ¿Estoy guapa? – Se paró ya
vestida y fijó la mirada en su madre
-
Mucho, hija.
-
Por cierto mami, ¿me dejarás hasta más tarde
hoy, no?
-
¿y eso por qué?
-
Porque no he salido en toda la semana – dijo poniendo
pucheros
-
Bueno, ya veré. Te llamo.
-
Gracias, mamá. Te quiero. Adiós – y cerró la
puerta al salir.
El camino hasta el parque era
algo más largo que desde casa de Sandra, pero merecería la pena. Llevaba la
mochila preparada, se había puesto guapa, había preparado la lista de
reproducción… Sería una cita genial, o una velada, una tarde… Lo que fuera,
sería genial.
Por el camino fue muy nerviosa,
no le gustaba llegar tarde, pero no quería sudar, por lo que no podía ir
demasiado rápido. Además empezaba a acecharle el miedo; en su mente se sucedían
preguntas sin respuesta del tipo “¿Cómo
la saludo? ¿Cómo le planteo lo que quiero hacer? ¿Es una cita? ¿Qué estará
pensando ella? ¿Y si no va y me da plantón?...”
Finalmente llegó un poco tarde,
pero se encontró a Sandra sentada en el banco de siempre, aparentemente jugando
con el móvil. Al verla allí sentada, se le pasaron todos los miedos, sólo podía
pensar en lo memorable que tenía que ser esa tarde, en que seguramente supondría
un cambio en su vida, o más bien, en el de ambas.
-
Hola, fea, llegas tarde – levantó la vista justo
cuando Lore pretendía asustarla por la espalda
-
Perdón, he estado preparando las cosas.
-
¿Qué cosas?
-
Ya lo verás, ¿vamos?
-
¿A dónde?
-
Sígueme y lo ves, impaciente.
-
Vale, vale, mandona. – Lore le agarró de la mano
y tiró de ella para que la siguiera, pero esta paró en seco – Pero tengo un
problema
-
¿Qué pasa? – Se preocupó Lorena
Se quedaron allí paradas bajo la
sombra del árbol, mirándose a los ojos. Sandra con una mirada muy seria al lado
del banco, cogiéndola de la mano, Lorena, con el brazo estirado y el cuerpo
girado para mirarla. Su cara reflejaba la sorpresa y la preocupación que aquel
parón habían provocado en ella, sus ojos no dejaban de escrutar los de Sandra
esperando una respuesta o una calma que no hallaba.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: