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Ya en el
colegio, Ari estaba bastante extrañada por la actitud de sus amigas; Paula
estaba como ausente (pensando que su mejor amiga había olvidado su cumpleaños)
y Tati balbuceaba nerviosa cada vez que tenía que dirigirse a Paula o alguien
le felicitaba. Se había fijado sobre todo en Tati, que con una mala escusa, había
salido corriendo al cuarto de baño.
-
¿Estás bien? – dijo Ari cuando fue allí al cabo
de un rato a ver por qué no salía.
Marta no
contestó, no sabía qué le había llevado a salir corriendo, pero ese día todo le
estaba resultando cuesta arriba, y dado que no podía explicarle a nadie por
qué, había decidido escapar.
Salió del
servicio al poco rato fingiendo un mareo y un dolor de cabeza.
-
Me encuentro mal, me voy a casa
-
¿Por qué, qué te pasa? – Ari estaba empezando a
preocuparse
-
Creo que tengo fiebre, lo mejor será que me
vaya.
No dio
lugar a más conversación, la esquivó y salió corriendo del edificio. Cuando se
creía sola por la calle, se quitó la peluca de Tati y continuó cambiando poco a
poco a su aspecto normal.
Se tiró
en la cama, se aclaró la garganta y cogió el teléfono. Quería felicitar a Paula
como se merecía, porque aunque Tati y ella se hubieran hecho buenas amigas, no
era lo mismo. Como Marta no tenía miedo de cagarla al decirle algo fuera de
lugar, se entendían a la perfección y no necesitaba explicar por qué había
dicho esta o aquella frase.
-
Hola, desaparecida. Ya pensé que te habías
olvidado de mí.
-
Eso nunca, ya sabes que aquí las cosas son
diferentes. He estado liada.
-
Al menos has llamado.
-
Te lo compensaré, mañana aprovechamos que es fin
de semana y le paso en casa para salir tú y yo como antes.
-
¡Genial! ¿Y qué propones?
-
¿Cena y cine?
-
Hecho, pero tú pagas.
-
Jejeje Está bien.
-
¿En tu casa a las 5 para la sesión de y media?
-
Te estaré esperando, no llegues tarde.
-
Sabes que no. Bueno, cuéntame, ¿qué tal en el
nuevo proyecto?
Marta iba
a contestar cuando el ruido de la puerta de su habitación abriéndose le hizo
sobresaltarse. No porque alguien entrara, sino por el grito ahogado que soltó
Ari al verla allí. Del susto que se llevó al verla, colgó el teléfono sin
siquiera despedirse.
-
Jo-der
-
Esto… Yo... ¿Qué haces aquí? – contestó Marta
tratando de colocarse la peluca.
-
No te la pongas, si ya te he visto. ¿Me vas a
explicar quién eres y qué hacías hablando con Pau?
-
¿Cómo sabes que hablaba con ella?
-
¿Eso es lo que te extraña de la situación?
-
Sí, bueno, no. Es decir…
- Está bien, por partes. Lo sé porque tienes el
volumen del teléfono a tope y he reconocido la voz. Ahora, contesta tú ¿quién
eres? Porque lo que tengo claro que no eres Tati.
-
Sí lo soy
-
Ya, y la peluca es de nacimiento…
-
Sí y no. Soy Tati, ya que me has conocido como
tal, pero esa no ha es mi única identidad.
-
Vale, super-woman y ¿se puede saber cuál es tu “verdadera
identidad”?
-
Soy Marta
-
¿Marta Vovarní? ¿La chica de la que siempre está
hablando Paula y que está estudiando en Madrid?
-
Sí, solo que no está estudiando en Madrid.
-
Está bien, de aquí no me muevo hasta que me lo
cuentes TODO.
Así fue
como Ari descubrió el secreto de Marta, que le contó toda la historia del “nacimiento”
de Tati y cómo lo había estado haciendo todo ese tiempo.
-
Vale, ahora ya lo sabes. No se lo digas a Paula,
por favor.
-
¿Pero en qué estabas pensando?
-
Ya te lo he explicado, no podía hacer otra cosa,
tenía que desaparecer.
-
¿Y qué pensabas hacer cuando la gente se
enterara?
-
No lo sé, pensé que tardaría más en saberse. Y
así habría sido de no estar tú aquí, que por cierto, aún no me has dicho qué
haces en mi casa.
-
Yo... te seguí...
-
¿Me seguiste? – le interrumpió Marta
- Sí, estaba preocupada por ti. Te comportabas súper-raro,
aunque claro, ahora entiendo por qué. Lo que no entiendo es a qué viene tanto
lío por lo del cuadro, es solo un regalo…
- No entiendes nada, lo importante no es el regalo
en sí, es una metáfora de mi amistad con Paula, no puedo ser su mejor amiga sin
estar a su lado, y para ella no lo estoy. Soy la peor amiga del mundo, el
cuadro es solo un intento de recompensarlo.
Marta se
derrumbó sobre los brazos de Ari que la acogieron con cariño para consolarla.
Aquella sensibilidad y empatía que había demostrado Tati desde el primer día la
tenía realmente fascinada.
Así
pasaron toda la mañana hablando del problema Tati-Marta-Paula y cada
combinación por separado. Llegaron a la conclusión, de que había pasado
demasiado tiempo como para contar la verdad, así que Ari mantendría el secreto
y ayudaría en todo lo posible.
Marta
estaba contenta de contar con esa inesperada ayuda, pero no sabía lo que
aquello significaba para Ari, quien no sabía si alegrarse o preocuparse de todo
el tiempo que pasarían juntas a partir de entonces compartiendo su mayor
secreto... "Tú si que no sabes nada... Me estoy metiendo yo sola en la boca del lobo, o mejor dicho, de la loba... Si es que no tengo remedio" Pensó.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: