LA
MENTE LO SABE
Una niña pequeña puede crecer, un árbol dar
fruto, un animal morir, pero todos tienen una historia que contar, una vida
(corta o larga) que narrar antes de viajar a otro mundo. Mónica contará su
historia y nos introducirá al mundo de la belleza, a la destreza total de lo
natural y a los secretos de la mente. Bajo la mirada y la protección de Shrilka,
Mónica luchará por un motivo justo: volver a casa.
Capítulo 3 – ¿Pero qué está pasando?
[De vuelta a la
realidad]
Mónica reaccionó al
instante variando su posición hasta una reverencia leve ante su maestra. No se
atrevió a hablar, ya la he cagado
suficiente por hoy pensó.
-
Tranquila, Mónica, no es necesaria la
reverencia, aunque veo que ya sabes quién soy – una amplia sonrisa se dibujó en
su rostro provocando un gran escalofrío en Mónica.
-
Perdóneme, maestra, pero… ¿a qué se debe
la visita?
-
Vengo por Shril
-
¿Le ha pasado algo?
Mónica sabía que hacía
mal en interrumpir a un superior, porque claramente Sharick lo era, pero en el
momento en que nombraron a su compañero un horrible pensamiento había
atravesado la mente de la joven. Shrilka no solía molestarla en sus horas de
clase, y menos cuando practicaba el mantra. Aun así, el hecho de que aquella
maestra estuviera allí le hizo plantearse lo peor, que algo le hubiera ocurrido
al dragón.
Supuso que Sharick se
enfadaría con ella y que tal vez incluso empezara una lucha, o más bien la
acabara, porque poco tenía que hacer Mónica ante una maestra. Pero las
suposiciones no tuvieron nada que ver con la realidad, lejos de enfadarse,
Sharick cerró la puerta mediante un suave movimiento de muñeca (en otro
momento, ese uso de la magia habría causado una gran impresión en Mónica y un
millón de preguntas, pero no podía fijarse en nada de eso si temía que su amigo
pudiera estar en apuros) y se acercó a Mónica con una expresión totalmente
diferente a ninguna que esta hubiera visto jamás en la maestra, parecía
preocupada, comprensiva, incluso habría jurado ver algo de ternura…
-
Tranquila, pequeña, supongo que debí
haber avisado de mi llegada, pero todo ha sido muy repentino, discúlpame.
Acto seguido hizo un
acto que Mónica jamás pensó ver en ella, le hizo el Sawabona, el saludo oficial que se ha de dar a los superiores a ti o
a aquellos a quien consideras dignos de tu afecto por sus actos y su alma.
(Vale, sí, suena rarísimo, pero así se lo explicó Shrilka a Mónica y así os lo
transmito yo). Obviamente, Mónica contestó con el correspondiente Shikoba, pero aún no entendía por qué
Sharick le otorgaba semejante honor a una don nadie como ella.
-
Maestra, me disculpo por mi arrogancia al
interrumpirla – dijo cabizbaja.
-
Punto uno, peque, trátame de tú, soy
Sharick no Maestra. Y punto dos, es normal que lo hicieras, tu compañero pudo
haber estado en peligro. Soy yo quien debería disculparse por mi falta de
tacto.
-
No sabría qué hacer sin él.
- Lo sé, pero no te preocupes, el
grandullón está bien. – le revolvió el pelo y volvió a su posición tranquila
inicial. - ¿Quieres hacerme una pregunta, verdad?
- ¿Tanto se me nota?
- Aunque no me guste que me llamen así, soy
Maestra de Kia, no serás la primera aprendiz ni la última que pase por mis
manos.
-
Vale, ahora tengo dos preguntas
-
JaJaJaJaJa. Está bien, dispara.
-
Vale, la primera es respecto al Sawabona…
-
No digas más, supongo que Shril te ha
contado cómo funciona y no sabes por qué he iniciado yo el saludo, ¿me
equivoco?
-
Bueno, sí… Shrilka dijo que lo inicia el
que tenga un estatus inferior…
- Y el grandullón tenía razón, pero estoy
segura de que también te habló de que tiene otro uso afectivo.
-
Sí, pero…
-
Pero… ¿no sabes por qué yo te aprecio? –
Mónica se limitó a negar con la cabeza – está bien, pequeña, ya te lo explicaremos
todo a su debido tiempo. ¿Y la segunda?
-
¡Claro! Antes has dicho que voy a ser tu
aprendiz, ¿es cierto?
-
JaJaJaJaJa. Eres la leche, JaJaJaJa. Sí,
seré tu maestra, por eso vengo, para arreglar las cosas con Shril, al fin y al
cabo, él es quien presentó tu candidatura y quien piensa responsabilizarte. Pero
ahora no hay tiempo de hablar de ello, ¿has visto al alado?
-
Supongo que te refieres a Shrilka. No,
pero sé cómo llamarle… esto… ¿vienes conmigo?
Sharick siguió
sonriendo y la cogió del brazo poniéndola justo delante de sí, no sin añadir
una “palmadita” en la espalda.
-
Esas dotes de mando, di que sí, peque.
…
Ya han contactado con
el dragón y, sin saber muy bien cómo, Mónica se ha visto envuelta en una batalla
de egos por ver quien “llamaba a los Adultos para darles la noticia”.
Menuda frase, han
repetido lo mismo mil veces y aún no me dicen qué diantres significa. Al menos
podrían hacerme caso, después del momento que me ha hecho pasar la loca esta,
porque será una maestra y todo lo que quieras, pero la tía está como una
regadera…
-
Shrilka, ¿me dices de una vez qué coño
está pasando?
-
No
digas tacos, Mónica, ¿qué van a pensar de la educación que te he dado?
-
Vale, no les digo, pero ¿me dices tú lo
que te he preguntado?
-
Ahora lo ves – esa cara de expectación de
Sharick provocó en Mónica el mismo efecto.
De repente Mónica
empezó a marearse y una luz blanca tremendamente intensa la cegó instantáneamente.
Era la misma sensación que cuando viajaba con Shrilka a aquel mundo al que
pertenecía Sharick, así que la emoción fue en aumento en el interior de Mónica,
porque ese lugar le encantaba, era su hogar. Así que, aunque no sabía qué iban
a hacer, sabía que su compañero nunca haría nada que le hiciera daño.
No iremos a empezar ya
el entrenamiento con Sharick, ¿no? Que esta tía está loca, si no sentamos antes
las bases, me mata… ¡Shrilka, socorro! ¿No me irás a dejar en manos de esta
psicópata?
El dragón pareció
haber escuchado aquel comentario, ya que empezó a reír sonoramente y le dedicó
unas palabras a Sharick en un idioma que Mónica no entendió, pero que por la
reacción de esta, tendría que ver con la joven.