LA
MENTE LO SABE
Una niña pequeña puede crecer, un árbol dar
fruto, un animal morir, pero todos tienen una historia que contar, una vida
(corta o larga) que narrar antes de viajar a otro mundo. Mónica contará su
historia y nos introducirá al mundo de la belleza, a la destreza total de lo
natural y a los secretos de la mente. Bajo la mirada y la protección de Shrilka,
Mónica luchará por un motivo justo: volver a casa.
Capítulo 2 – Sharick
Sobresaltada, Mónica
agarró el brazo que se había apoyado en su hombro y, mediante una llave
sencilla de Krav Maga (arte marcial
dedicado a la defensa personal, que significa en el idioma hebreo “combate
cuerpo a cuerpo” y que realza el uso del propio cuerpo, frente a las armas, en
combate) tumbó a su “oponente” situándose encima de la esta. Con la pierna
derecha estirada en la espalda de su “oponente”, mientras sujetaba uno de los
brazos retorcido tras el cuerpo, inmovilizaba con facilidad a quien segundos
antes se le había acercado por la espalda para llamarle la atención al verla
sola en mitad de aquella clase vacía.
Mónica reaccionó tan
rápido como había hecho la llave, al darse cuenta de que aquella chica no era
un oponente sino una compañera de clase que suponía estaría aterrada sin
entender nada. Se apresuró a liberarla y sin mirarle a la cara, trató de
asegurarse de que no le había hecho daño.
-
Perdón, me… asustaste… eh… ¿Estás bien?
El nerviosismo que
reflejaba su voz pareció divertir a aquella “oponente”, pues sonrió de medio
lado mientras soltaba una risa ahogada de suficiencia. Mónica no entendía nada,
no recordaba haber visto antes a aquella chica, debía de ser una alumna nueva,
pero incluso los que ya sabían que no era como las demás, se habrían sorprendido
de aquella reacción o, al menos, le habrían puesto a parir con insultos poco
rebuscados y amenazas insulsas. Definitivamente, algo raro pasaba con esa chica
nueva…
-
¿No vas a decir nada? – Mónica tenía que
preguntarlo – ¿Nada? Guau, realmente no soy el único bicho raro de este colegio…
A Mónica le ponía
nerviosa que no contestara, estaba acostumbrada a que la gente de su entorno no
callara ni un segundo, se había acostumbrado a ello, pero aquella chica no
parecía reaccionar, de hecho, parecía disfrutar de su posición de hieratismo
ante la notable exasperación de Mónica.
-
Bueno, no deberías entrar en los sitios
sin llamar a la puerta, y mucho menos si la puerta está cerrada.
Con esas palabras en
tono seco, casi amenazante, Mónica se dispuso a salir de aquel lugar y dejar
atrás a la joven, pero en el último momento, al pasar al lado de ella, esta se
giró de cara a ella y sin variar su gesto de superioridad del rostro, le espetó:
-
¡Vaya! Me extraña que no me reconozcas,
conociéndote, es casi una ofensa…
-
¿Conociéndome?
- Está bien, tienes razón, Mónica, quizá
sea injusto por mi parte, ya que no es a ti expresamente a quien conozco… esto…
¿mea culpa?
-
Espera, ¿de qué hablas? ¿De qué me
conoces? ¿Quién eres?
-
JaJaJaJa. Veo que no has cambiado ni un
ápice desde la última vez que te vi
Mónica escrutó a
aquella persona de arriba abajo tratando de encontrar algún rasgo que la
identificara, si alguna vez la había visto, se acordaría, siempre se acordaba
de todo lo que había visto, más incluso de las personas a las que había
conocido… Pero ella… Tenía algo que le resultaba muy familiar, pero no llegaba
a averiguar de qué podía conocerla.
-
¿Nada? Quizá necesites una pista
Si añadir nada más,
extendió una mano con la palma hacia arriba y, tras centrar su mirada unos
instantes en su propia extremidad, ambas vieron como una pequeña llamarada
brotaba de la nada sobre aquella perfilada y blanquecina mano.
Mónica lo vio muy
claro esta vez, definitivamente aquella muchacha debía de ser Sharick, pero no
podía ser posible… ¿verdad?
…
[Hace 10 años]
Shrilka parecía más
nervioso que de costumbre, su vuelto era acelerado y directo, nada que ver con
su acostumbrado deambular sobre lagos y montañas sin rumbo. Además no parecía tener
ningún interés en establecer una conversación con Mónica, lo cual resultaba todavía
más raro en él.
-
¿Qué está pasando? Shrilka, me voy a
caer, ¿quieres frenar?
Lejos de contestar o
atender a las peticiones de Mónica, Shrilka seguía acelerando mientras bajaba
en picado hacia lo que parecía ser el medio de la nada.
-
¡Que nos vamos a estrellar, cabezota!
-
Agárrate,
pequeña
-
Bueno, por lo menos ahora hablas
Tras un aterrizaje bastante
“movidito” en lo alto de una montaña, Mónica bajó tambaleándose de su enorme
compañero. En cuanto recuperó el equilibro suficiente como para reaccionar
frente al paisaje, se dio cuenta de que no estaban solos. Acto seguido adoptó
la posición de defensa que Shrilka le había enseñado; piernas semi-flexionadas,
con la derecha un paso por delante de la izquierda, los brazos delante del
rostro con los puños apretados, formando un escudo y mejorando el ángulo de
ataque ante un posible combate y, lo más importante, la espalda recta pero
relajada para facilitar los movimientos necesarios para esquivar un golpe
directo.
Shrilka parecía orgulloso
de la rapidez de reacción, aunque su postura era plausiblemente más relajada
que la de Mónica. La figura también parecía relajada, no parecía que fuera a
atacar, de hecho, todo parecía indicar
que no era una amenaza, pero aun así, Mónica no varió su pose.
-
Vaya, vaya… Veo que algo le has ido
enseñando, ¿eh, Shrilka? – se acercó a escasos dos centímetros de Mónica en un
abrir y cerrar de ojos – Pero si es una mocosa, ¿cuántos años tiene?
-
Tengo 5, pero no soy ninguna mocosa
-
Bien, bien, parece que la chica tiene
energía… veamos si tiene fuerza, ¿qué te parece? – adoptó una copia mucho más
relajada de la pose de combate que mantenía Mónica.
-
Dalo por hecho
Nada más decirlo, con
una sonrisa cínica en la cara, la chica soltó una de sus manos hacia el cuerpo
de Mónica a una velocidad ciertamente notable. Increíblemente, Mónica esquivó
el golpe con bastante facilidad mediante un juego de piernas que no consistía
solo en agacharse para no recibir el golpe, sino que terminaba en una vuelta a
ras de suelo que hubiera sido una gran zancadilla si no fuera porque la otra
saltó hacia atrás unos metros, no sin una imborrable expresión de sorpresa en
la cara.
-
Vaya, Shril, veo que le has enseñado
bien.
- Fue
necesario, ya os he contado la situación de la chica. ¿Podéis dejar la lucha
para otra ocasión? Quedamos en que hoy solamente se presentaría para recibir la
aprobación de Los Adultos
-
El grandullón tiene razón, perdona mis
modales…
-
Mónica
-
Encantada, Mónica, yo soy Sharick, la
primera “maestra del Kia” de este reino.
-
¿Maestra del Kia?
- Ahora
te enterarás de todo, pequeña, por eso estás aquí. Lo único que necesitas saber
por ahora es que Sharick nos va a ayudar a los dos y que es de fiar –
miró a Sharick con cara traviesa – aunque no
voy a negarte que está como una cabra
-
Oye, que me ofendes, grandullón.
Dragón y Maestra
rieron mientras Mónica permanecía allí de pie sin entender muy bien que pasaba,
aunque más relajada sabiendo que no tendría que enfrentarse a aquella oponente
claramente superior, al menos, de momento…
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: