Puede que no lo creas
(o no lo quieras creer)
pero cada verso que escribo
lleva tu nombre,
y las noches en vela
llevan tu perfume.
Las horas contigo
pasan más rápidas
y sin ti
no pasa el tiempo...
Mis divagaciones
son siempre contigo,
igual que siempre
lo fueron mis sueños.
Yo no he cambiado,
al menos no en eso,
sigo esperando
un último beso.
Puede que no lo creas
(o no lo quieras creer)
pero yo ya lo he dicho,
el tablero está en la mesa
y es a ti
a quien le toca mover.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: