la
ecuación perfecta
para
descifrar tu piel,
y
me perdí.
Me
dijiste
que
eras más de letras,
mas
no de lenguas muertas,
aunque
la mía
bien podría morir en ti.
Busqué
el
libro de instrucciones
el
mapa hasta tu ombligo,
y
aun así en el camino...
me
perdí.
¡Pobre
de mí!
Yo
que siempre había sido
de
trepar las ramas...
hoy
resulta que
"me
voy por ellas",
y,
obviamente....
no
te encuentro allí.
Busqué,
busqué...
¡Ah!
¡Ya recuerdo!
Te
busqué a ti,
o
más bien...
a
tu sonrisa,
despistada
y tierna,
y a esa estúpida y sensual forma
de
arrugar la nariz.
¡Pobre
de ti!
Tú
que siempre habías sido
de
evitar las ramas...
hoy
resulta que
"te
vas por ellas",
solamente,
por
encontrarme allí.
Nos
buscamos,
y
esta vez,
no
fue la orientación
lo
que perdí...
Sino la cabeza,
porque
esta vez
te
encontré a ti.
Busqué
un
amor de cuento de hadas
y me perdí...
para ser feliz.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: