animales de presa…
Esperamos, enjaulados,
el día que nuestro amo decida
abrir las jaulas, dejarnos “libres”
y ordenarnos cazar al resto de sus mascotas.
Nos sacan de paseo sin correa,
cuando ya nos han hecho creer
que estamos en el bando de los buenos,
que “los otros” vienen a quitarnos lo que es nuestro...
Dejamos
que nos afilen los dientes;
nos creemos únicos,
mejores que el resto, los elegidos...
Ingenuos.
No somos más que gallos de pelea.
Nos visten,
con traje y corbata, para identificarnos…
y nos lanzan a su rin,
instándonos a defender nuestro honor,
asegurando que el otro pobre animal
fue quien nos arrebató de brazos de los nuestros.
Carniceros,
Nos usan para hacerles el trabajo sucio
y no mancharse las manos.
Saltémosles al cuello,
en cuanto se acerquen a acariciarnos de nuevo,
que prueben nuestros dientes,
dejemos de ser civilizados.
Al fin y al cabo,
siempre fuimos animales,
pero antes de que el domador llegara
nuestro único rin era esa selva
y son ellos
quienes tratan de borrarla
a golpe de talonario.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: