Cuando cierro los ojos,
cuando me doy la vuelta
y, por un segundo,
bajo la guardia…
el mundo acelera el pulso,
corre a contra latido
y vuelvo a empezar el viaje
con el pie izquierdo.
Esta vez, al menos,
espero no tropezar
con las mismas piedras
(quizás tendría
que haberlas apartado
del camino).
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: