martes, 19 de diciembre de 2017

Miradas de futuro

Lo siento, maestra,
te equivocaste…
A día de hoy,
ni dos más dos son cuatro,
ni tres por dos son seis.

Han pasado los años
y tus reglas ya no miden
lo mismo que las mías.

Han pasado los meses
y tus temas ya no pesan
más que mis pesadillas.

Nuestros valores cambiaron,
y ya no sueño con tocar el cielo.
Te equivocaste,
las estrellas sí sonríen de día
y, a veces, incluso te cantan sus hechizos.

Pero maestra, no te confundas,
por mucho que haya crecido,
sigo teniendo
muchas dudas que preguntarte…

Dime,
si tres por dos son seis,
¿por qué cada dos por tres
es ella?
Si el orden de los factores
no altera el producto,
¿por qué sus brazos,
enroscándose en mi espalda,
me deshacen inmóvil
como nunca han hecho
los nudos de los míos?

Maestra,
explícame de nuevo
aquello de que
todos los problemas tienen solución.
O que los malos son los peores
y los buenos siempre ganan…

Lo siento, maestra,
no fui la alumna perfecta.
Pero aprendí lo más importante:
Los sueños,
a veces,
se hacen realidad…

El mío
vive a cincuenta kilómetros
y pinta las miradas de futuro.




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