Hoy vuelve
la nostalgia
y solo quedan
huellas
borradas en
la nieve.
Tus suspiros
rompen silencios eternos,
mis miradas
traspasan fronteras prohibidas,
pero el lazo
rojo del destino
no admite burdos
nudos marineros…
Pobre el
necio que cayó en la trampa,
ingenuo aquel
que dio la vida
por un
pasado más bien imperfecto.
Han pasado
los años
y, de pronto,
hoy descubro que jamás nos conocimos,
que nunca
existió esa alma
a la que
quise coserle la mía.
Hoy respiro
tu ausencia con desgana,
acogiéndome a
la ley del silencio,
para poder
saborear los restos
de la musa
maldita que nunca nos concedimos.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: