de un afán por permanecer en la cima
sin romperse un solo hueso,
sin tensar un solo músculo;
de subir escalones sin alzar peldaños;
de ser el número uno,
sin dedicar un solo segundo al resto de la serie…
Egos vacíos,
absurdos,
cobardes.
Egos….
de desagüe.
El mundo, en este luto negro,
atesora pequeños segundos de fama
y glorifica recuerdos….
recuerdos de nada.
Se te hinchan las tripas
hablando de tu afán de protagonismo.
Me llenas la historia de pajas mentales
(disculpen la ausencia de eufemismos).
Te llenas los labios de tus aventuras de caballero andante,
pero al menos,
Don Quijote atacó a los molinos.
Tú apenas te acercas a sus sombras para el selfi de turno,
y gritas a los cuatro vientos…
Dándote aires de superhéroe.
Te coronas a cada frase,
como el líder de una secta,
pero vengo a romper con realidades
el globo de ego que te está alejando del mundo;
parafraseando a un gran grupo:
“lo único que te sigue es tu propia sombra”.
Así que baja de las nubes
y gánate el aplauso a pulso;
o cállame la boca con algo más que conjeturas.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: