Mi cama huele a ti,
te llama, te busca...
Mi almohada sueña tu pelo
y se enreda en un abrazo,
que sabe que lleva tu nombre.
La manta se cansa envolviendo mi cuerpo,
extraña el juego de tus manos y mis giros,
el roce de tu piel y tu anhelo,
siempre en busca de cobijo.
Mi habitación se expande,
buscando encontrarte en los rincones,
hacerte hueco en su escondite,
sentirse tuya, una vez más...
Te extrañan mis muebles,
mis ropas,
mi piel,
mi yo, que es más yo contigo;
ese nosotras
que suena a delirio en mi boca
y a oasis en la tuya.
Cosas de la lengua,
siempre deseando perderse
entre tus sueños
y mi realidad contigo.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: