ya no marcan el camino tus andares.
Borré tus notas en mi diario
y arranqué los puntos que te sobraban
hasta llegar a los finales.
Me vestí de orgullo y esperanza
me arranqué tus derrotas, tus imposiciones...
ya no temo tus amenazas,
tu amor con cláusulas psicópatas,
tu labia maldita que arrebataba mi habla.
Abandoné tu recuerdo en la autopista,
para no pagar más tus peajes.
Rompí los mapas que llevaban a tu encuentro,
destrocé tus rutas, tus vías de escape, tu camino de vuelta,
tiré el puente de tu castillo.
Y ahora que denegué tu acceso,
solo te advierto:
descálzate tú de mis zapatos,
pues yo trazaré mi destino
sin el peso de tus pasos.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: