una razón de peso,
un último beso con sabor a olvido.
Si algo le pido al frío
es que acalle las ascuas de tu fuego.
Que no arda tu nombre en mi pecho
que no exhalen tu aire mis pulmones.
Una vez más mis pesadillas
rugen furiosas tu nombre en mis desvelos.
Como un secreto y su ponzoña,
los restos de tu memoria juegan con mis sentidos.
Alguien ríe mis lágrimas
nubla nuestros acuerdos,
y yo enmascaro el miedo de perderme
en un tenue echar de menos.
No hay mes que no lleve tu esencia
ni luna que no calce tu mirada,
pero sigo sin encontrar palabras de despedida
cuando tu atardecer jamás avisó esta nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: