vi la oscuridad que le faltaba a mi llama perdida,
la razón de ser de esa luz náufraga...
Quise ser la hoguera en su arena,
la tempestad que sigue a la calma,
el origen, la causa,
el detonante de su kaos más absoluto.
No era rabia, sino euforia.
Pasión desenfrenada en carne viva.
Ganas de forzar el cambio,
de darle la vuelta al mundo.
Cuando sus ojos prendieron la ira,
cuando la absurda sociedad le robó los colores,
la inocencia,
cuando su mirada se inundó de violencias,
me prometí ser gas para su llama,
pólvora, metralla y lanza en su lucha.
Quise ser su impulso,
el empujón y el apoyo que le faltara.
Dárselo todo
y dejar libre
su sed de venganza.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: