martes, 11 de agosto de 2015

Sin editar - Déjame



Déjame escribirte,
que yo te pienso en verso.

Déjame rimar
tus besos con mi espalda
y tu amor con mis heridas.

Déjame deleitarme en esa prosa,
en la que todas las mañanas
son las cartas de amor
         del nuevo día.

Sí, déjame,
pero déjame como se deja a un poeta;
con varias metáforas
que le sirvan de escudo
a este pobre sentimiento.

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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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