lunes, 29 de febrero de 2016

Magia



Echo de menos la alegría que solías crear de la nada y que yo iba recogiendo a tu paso. Cuando tus manos buceaban en mi pelo y yo cerraba los ojos para que no se escapara esa sensación…  Saber que era tontería mirarte a la cara mientras hablabas, porque siempre tendrías la mente en otro sitio y no te darías cuenta... Que nunca cogerías el móvil a la primera, porque da mala suerte, o que los besos con lengua hay que reservarlos para las noches de luna durante el invierno.

Echo de menos la casita del árbol donde escribiste nuestra primera aventura en la playa; aquel dibujo que trazaste con tinta invisible y aseguraste que se te había secado el boli y nunca podría ver la obra acabada…

Sí, definitivamente estabas loca, pero nadie en su sano juicio podría haber hecho de la magia algo tangible y habría vivido para contarlo.



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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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