miércoles, 24 de febrero de 2016

Salvavidas



Otra tormenta
que cala hasta los huesos
y hace de su pecho
un mar
donde nadie habita.

Nuevo día, misma cárcel;
vive esposada a una piel
que no siente suya...

Se piensa “nadie”,
se sabe rota.

Ya ni es, ni está, ni se parece
a esa que sonríe en las fotos;
se hizo tan pequeña,
tan ilusa,
tan indefensa,
tan vacía,
tan nada…

Otro disparo,
y ella
abrazó las balas
como salvavidas.


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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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