miércoles, 23 de noviembre de 2016

Azules...


Había algo en ella que me volvía loca; tenía la habilidad de dejarme sin palabras, a mí que no callo ni debajo del agua. Era algo especial, casi mágico, tan sólo una sonrisa y ya era suya, completamente suya, como una muñeca a su merced. Recuerdo el tacto de su piel, suave y frío como la antigua porcelana, sin un solo atisbo del paso de los años.

Solía perderme con ella, nos escondíamos entre cascadas y riscos de terracota, viajábamos de un mar a otro, buscando el lugar exacto para dar rienda suelta al animal salvaje que vivía en nosotras…

Un día, nos perdimos juntas en aquella playa y desde entonces no hemos querido movernos, nos quedamos congeladas… Hay quien lo llamaría un amor a primera vista… y es que Medusa tenía los ojos más azules, con los que jamás crucé miradas.


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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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