sábado, 19 de enero de 2019

Sentirte cerca


Sentirte cerca.

La contradicción perfecta para una piel que se encoge,
que se atenaza y reseca
a la espera de una sombra,
de un vestigio,
de una nota…

Tras luchar contra viento y marea
y llevar puesta la mejor de las máscaras sociales.
Con el peso de toda la culpa compartida
y los oídos llenos de penas de otros.

Tras llenar el alma del vacío de otro Ser
que no es el mío
y agujerear el corazón con las espinas ajenas.

Tan sólo sentirte cerca.

Saber que estás sin estar,
que hay un apoyo en el abismo,
que este acantilado viene con escalera de incendios
para emergencias como esta;
para emergencias como el hueco
que han dejado en mis costillas la falta y el anhelo,
la búsqueda de un hogar que no sepa a delirio…

Emergencias como este yo,
que ya no sabe ser sin aire,
que se cansó de la batalla y suelta el puño a la deriva…

Sentirte cerca.

Hoy todo lo que necesitaba era sentirte cerca,
acompañarme de algo más que este vacío,
escucharme sin el eco de esta nada,
y desahogar mi llanto en tu sonrisa
al buen ritmo de una carcajada…
que cambie el negro por añil
y la nada por un mar de posibilidades,
donde remar en tu barca.

O en la mía.

Pero no sola;
dando giros en la ausencia
hasta crear torbellinos
y rezar porque me trague el miedo
un par de segundos antes
de dejarme devorar por el vacío.



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