jueves, 11 de junio de 2020

Sin miedo al olvido


Temí perderme en el vacío del mañana
y dejar de ser el hoy
por el que tanto luchó mi ayer.

Temí perderme en este futuro inventado
en el que entramos de prestado,
sin saber si será algún día.
Futuro que es tan mío como tuyo,
como no lo es de nadie,
y tan vacío como lleno
de tantas ausencias en el aire.

Temí perderme en este caos de líneas rectas,
donde no se unen los suspiros,
ni los anhelos, 
ni la pasión,
ni las ganas...
Donde no se anudan las voces
con todo lo que nos queda por vivir 
en nuestra línea temporal,
aunque aún no la hayamos dibujado.

Temí no saborear con ganas
los segundos de cada día,
perderme en la realidad ficticia
de otro cuento que no sea el mío...

Por eso,
abandoné tu mundo de estafas,
de bulos y noticias falsas,
y me quedé en mi encierro,
confinada en mi pensamiento eterno,
donde siempre
podré seguir andando recto hasta que se acabe el paisaje.
Y a la hora de girar,
si acaso fuese necesario,
saber que tengo 359 grados,
que me abrirán paso a mil caminos abiertos, 
con infinitas ventanas 
que griten en todos los tonos, idiomas y melodías
que siempre habrá corazones dispuestos
a hacerme un hueco en su silencio
y amenizar la marcha, 
sin temor al olvido.


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