viernes, 8 de octubre de 2021

Tiempos

Renuncio, me marcho, lo dejo.
Me niego a seguir con tus consejos vacíos,
con tus pisadas sordas, 
queriendo provocar terremotos.

Recojo mi sombra vapuleada
y, ten por seguro, que no vuelvo.
No me temblarán los cimientos, 
pese al castillo de naipes. 

No quebraré mis espejos,
ni traerán peor suerte 
sin tu reflejo escondido en sus brillos.
Ya arreglo yo tus destrozos impunes.

Apatía, miedo, desilusión...
Es hora de que se acabe lo nuestro.
No soy yo, eres tú.
Tú y este trío de dolor traicionero.

Me cargo ahora mi hatillo
con tan solo mis culpas en su peso,
y que me acoja el camino,
en su distancia y en mi tiempo.



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