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Todos
habían abandonado la sala menos ellas dos y Ari que se había quedado a
ayudarlas. Paula estaba prácticamente en estado de shock, no podía creerse que
le hubiesen dado el papel protagonista, ni mucho menos tener que sabérselo se
un día para otro sin ningún tipo de preparación.
-
Tranquila, Paula, lo harás bien.
-
Claro, además es solo una prueba, solo te
veremos nosotros
Marta y
Ari se habían acercado a Paula y trataban de animarla. Al ver que las palabras
no estaban consiguiendo nada, Marta escogió una escena en la que solo hablaban
Silva y Manco (sus personajes)
-
“Manco, por el amor de Dios. Te pasas todo el
día en el bar, ¿no te da vergüenza, a tu edad?”
-
Venga, Manco, no la dejes sola en el escenario…
- empujó Ari a Paula a escena
Tras un
minuto sin recibir respuesta, Marta se dio por rendida y se dispuso a bajar las
pequeñas escaleras. Pero justo en ese momento se escuchó la voz de Paula llenar
el espacio con una perfecta imitación de borracho.
-
“No me paso todo el día”
Marta se
giró a mirarla, sonrió y acto seguido volvió a meterse en el personaje leyendo
la siguiente línea del guion
-
“¿Pero cómo tienes la poca vergüenza de
mentirme? Si lo veo a diario, te despiertas y vienes al bar; a la hora del
almuerzo, al bar; a la salida del trabajo, al bar también. Y luego entre las
partidas de cartas y el vermú… Harta me tienes”
-
“¿Cómo te atreves? ¿Me estás llamando borracha?”
-
“Sí, lo hago ¿o es que acaso me lo vas a negar?”
-
“Claro que te lo niego” – se puso a la pata coja
tratando de mantener el equilibrio
-
“Pero si apestas a alcohol, anda, estate quieta
que te vas a terminar cayendo al suelo”
-
“Suéltame, que no me voy a caer, pesada”
Ari
rompió en aplausos cuando Paula se tiró al suelo siguiendo la acotación del
texto.
-
Bravo! Bra-vo! Menos mal que teníais miedo
escénico, que si no lo llegáis a tener…
-
Anda calla, que casi me muero de la risa cuando
la he oído la voz de borracha.. jeje
Paula,
que bajaba en aquel momento del escenario, dedicó una sonrisa a sus compañeras
y propuso ir a la cafetería para decidir qué escena escoger y cómo hacerla.
-
Un brindis por Silva, que lo ha bordado.
-
¡POR SILVA!
-
Gracias, chicas, pero la verdad es que me ha
sido muy fácil meterme en el personaje jeje
- Ya, eso es porque en el fondo eres una
borrachuza. Eso explica que te guste tanto mezclar colorcitos… Nada de texturas
ni formas… que te recuerdan a tus noches locas.
-
Pero que payasa eres, de verdad Ari que… -
simuló amenazarla con la mano de forma amistosa.
-
Bueno, dejemos a la borrachuza en paz, que
tenemos que decidir que escena vamos a enseñarles.
-
Pues yo creo que la que hemos hecho ahora ha
quedado bien, ¿no?
-
Sí, pero es muy corta…
-
Tati tiene razón, esperan algo más espectacular
de vosotras dos…
-
¿En cuál estás pensando? – empezó a ojear la
obra Marta
-
Pues… molaría la escena XV del último acto, pero
no vais a querer hacerla…
-
¿Por qué no? Tatiana, ¿me dejas ver de cuál está
hablando?
-
Sí, toma. Aunque creo que ya sé a cuál se
refiere, y yo me niego.
Paula
empezó a pasar las hojas hasta llegar a la última escena de la obra, en la que
las dos protagonistas, sueltan una parrafada reivindicativa y se besan delante
de una iglesia católica
-
No creo que sea una buena elección
-
Ya sabía yo que no os ibais a atrever a besaros
-
No, no es por el beso.
-
¿Ah no? – intervino Marta algo sorprendida
- No, seamos sinceras, tarde o temprano nos tocará
hacerlo, y al fin y al cabo es solo un pico y es teatro…
-
Entonces, ¿por qué es?
-
Pues primero porque es la última escena, y no
tiene mucho sentido que esa sea la primera escena que representemos; segundo,
porque sin el contexto, no tiene ni sentido ni gracia; y por último, porque es
una parrafada cada una y luego el beso, eso es aprendérselo, no hay mucho más
que actuar sin conocer el estado de los personajes.
-
Yo creo que tiene razón, Ari, seguro que hay una
escena más adecuada… ¿Qué os parece la VIII?
-
¿La de la cárcel? Necesitaríais a Blon, y no
creo que Víctor esté muy por la labor…
-
¿Y la X? – propuso Paula
-
Muy larga, ¿no? Además Tati se pasaría hablando
sola un buen rato
Después
de unas 10 o 20 negaciones, al fin encontraron una a la que nadie encontró
pegas. La marcaron en el texto y quedaron en ir una hora antes al ensayo con el
papel aprendido para ensayarla.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: