LA
MENTE LO SABE
Una niña pequeña puede crecer, un árbol dar
fruto, un animal morir, pero todos tienen una historia que contar, una vida
(corta o larga) que narrar antes de viajar a otro mundo. Mónica contará su
historia y nos introducirá al mundo de la belleza, a la destreza total de lo
natural y a los secretos de la mente. Bajo la mirada y la protección de Shrilka,
Mónica luchará por un motivo justo: volver a casa.
Capítulo 12 – ¿Hija? ¿Papá?
-
Kana, ¿qué significa el mensaje de Cerno?
- Vaya, Sortlain, pensé que los dragones
entendían el lenguaje de los dioses, ¿no se supone que sois nuestra fuente de
unión con Ellos?
- Muy graciosa, chamana, pero este no es el
momento. Sabes de sobra que nuestro mundo hace tiempo que está sin el Kia
necesario para poder comunicarnos con Ellos, si no, no sería necesario hacer
ningún ritual para que esa muchacha con el rostro de mi hija hiciese su
pregunta a Cerno.
- Está bien, no te falta razón, dragón, me
disculpo por la falta de tacto. El caso es que el mensaje de la Diosa me anima
a ello.
- Entonces, ¿podemos devolverla a su casa?
-
Sí… en teoría.
-
¿Cuál es el problema?
-
Tu hija.
-
¿Qué pasa con Monésh?
-
Mientras Mónica esté con nosotros, no
podemos devolverla sin cerrar la puerta a tu hija. Al fin y al cabo, ambas
habitan un mismo cuerpo, aunque en realidades diferentes.
-
¿Realidades diferentes? – intervino
Mónica – ¿A qué te refieres? ¿Quiere eso decir que si yo no vuelvo a casa, ella
tampoco lo hará o que está ocupando mi lugar en alguna parte?
La chamana y el dragón
se quedaron mirando a la chica, realmente parecía muy probable que mientras
ella estuviera allí, Monésh vagara por los mundos sin poder volver a aquella
realidad.
- Kana, – dijo Shrilka preocupado – ¿puede
esta joven tener razón? ¿Puede estar mi pequeña en peligro?
- No estoy segura, si así fuera, habríamos
podido verla en su realidad cuando intentamos contactar… Recuerdas el ritual,
¿no?
Callaron, pues ninguno
sabía responder a la pregunta implícita de aquella situación “¿Qué vamos a
hacer ahora?”
…
Toru se despertó del
sueño bastante alterado, ante las sacudidas de la maestra del Kia.
-
¿Qué ocurre, Sharick?
-
Tengo una idea, – miró a los lados para
asegurarse de estar a solas – pero no quiero que se entere el grandullón hasta
que no lo confirmemos.
-
Estoy de acuerdo, no estoy dispuesto a
dar falsas esperanzas a un guerrero honorario, merece más respeto.
-
Bien, sal conmigo entonces, te lo contaré
fuera.
Sharick habló de una
historia que había oído de pequeña sobre los viajes interdimensionales.
-
Siempre había creído que eran meras
historias de ficción hasta hace dos años, cuando vi a Mónica sin sus facciones
de niña pequeña… ¿A caso no te resultan familiares?
-
Lo siento, maestra, pero no.
-
Claro, tú aun eras muy joven cuando
aquello ocurrió. Te lo contaré en otra ocasión. El caso es que hace dos años
que investigo la posibilidad de que haya más realidades distintas a las que
conocemos.
-
¿Más allá de Mundo Cierto y la realidad
de Mónica?
-
Sí, al menos una más.
Sharick siguió
exponiendo sus hallazgos y teorías, Toru no sabía si debía creerla, pero la
maestra nunca había dado señales de locura; todo lo contrario, siempre se la
había considerado una gran consejera.
-
Está bien, consultaré mis libros a ver
qué dicen sobre el tema. Pero si es como tú dices y Mónica está luchando contra
un espíritu de otra realidad… No estoy seguro de que pueda ganar, está débil y
sin Kia tras la batalla.
-
Lo sé, por eso quería hablarlo contigo
antes que con él. De momento es mejor que siga velando a su compañera…
-
No creo que eso le siente muy bien
tampoco.
Los dos se quedaron un
rato fuera, disfrutando del frío de la nieve en sus caras. No es justo, no puede acabar así, se repetían ambos en voz baja.
…
- Kana ha pedido que la disculpemos unos
minutos mientras atiende sus asuntos personales y realiza sus meditaciones…
Esto… ¿Hay algo que pueda hacer por ti? – Shrilka no se sentía nada cómodo
hablando con Mónica; era idéntica a su hija, pero no era ella.
-
Está bien… me gustaría descansar un rato,
la visita a Cerno me ha dejado bastante agotada.
-
Bien, te dejo descansar entonces.. esto..
Mónica.
-
Gracias, Shrika…
- Es Shrilka – susurró el dragón saliendo
ya de la habitación. – Monésh, espero que vuelvas pronto.
Kana, en su
habitación, estaba histérica.
- ¿Cómo es posible que una humana…? No es
posible, los únicos que podemos viajar entre dimensiones somos nosotros, ¿quién
se ha creído? ¿No será…? No, Toru no puede ser tan tonto…
- Recuerde que Toru no sabe nada de esto,
llegó allí siendo aún muy niño, seguramente se considere un simple curandero.
-
¿Cómo osas hablar así de mi hermano?
-
Perdón, señora, sólo trataba de
recordarle que aquel mundo es muy distinto a este…
-
Tienes razón, lo siento, es sólo que… ¡Espera!
Creo que tengo un plan. Quédate aquí, pero que no te vea nadie, no podemos
permitir que te descubran justo ahora y cunda el pánico.
-
Sí, señora.
-
Y deja de llamarme señora, somos aliados,
no soy tu dueña.
-
Sí, señ… Kané Tulvilla.
-
Kana, llámame Kana, como todos. – dijo ya
cabreada la chamana – No se puede confiar
en la inteligencia de estos bichos, ¿cómo se le ocurre a mi padre mandarme esto
como apoyo a mi petición? En fin, tendré que hacerlo yo sola, como siempre.
– Pensó.
…
Shrilka permanecía a
los pies de la cama, cogiendo la mano de Mónica con cariño y susurrándole que
tenía que volver para estar con él.
-
Te lo prometo, pequeña, nos iremos lejos,
a volar, como antaño. No me importan Los Adultos, pasaremos de sus normas, ¿no
te apetece? Pero para eso tienes que volver, ¿me oyes?
El cuerpo de la chica
se veía más tranquilo cuando el dragón le hablaba de sus viajes sobre las
nubes, de aquellos sueños que no habían sido sueños… Las sacudidas habían
desaparecido y habían desatado las correas, pese a ello, aun no despertaba.
Sharick había
asegurado que esperarían lo que fuese necesario, no iba a impacientar al
dragón, lo necesitaban allí, pero Shrilka sabía que pasados diez días, ya era
tontería esperar…
-
La cuenta atrás ya ha empezado – decía
entre lágrimas – nos quedan menos de cuatro días.
De pronto Mónica movió
ligeramente la mano, Shrilka se apartó para poder verla bien, podía tratarse de
otro espasmo… De nuevo, pareció moverse, esta vez ladeó la cabeza al lado
opuesto a la luz que entraba por la ventana.
Shrilka se emocionó
tanto que no se acordó de estar en la cabaña y al ir a estirarse se dio en la
cabeza con el techo haciendo temblar la guarida completa. Sharick entró
rápidamente.
-
¿Está todo bien? ¿Qué ha sido eso?
-
Sí, está bien, se está despertando y me
he emocionado, lo siento – dijo contento el dragón.
Se quedaron los tres
expectantes, esperando a que la chica abriera los ojos. Pero cuando lo hizo se
llevaron una sorpresa:
-
¿Papá? ¿Dónde estamos? ¡Qué oscuro está
esto!