martes, 14 de junio de 2016

Sin editar

Si tan sólo fuese el sueño,
si tan sólo fuese el hambre,
si tan sólo la sangre...

Si encontrara el final del túnel,
ese de la luz fundida,
si me diese la vuelta,
en mitad de la nada...

Si tan sólo tuviera un día,
si tan sólo un reto,
si tan sólo un capricho...

Si todo lo vivido hasta ahora,
no fuese
sino tan sólo un recuerdo...

¿De qué coño escribiría?





Cada palabra esconde un trozo de algo que no quiere mostrarse, de algo que está esperando en la puerta el momento exacto para dar la cara... No sé qué he hecho, ni qué queda por hacer, ni cuántas letras habré gastado hasta encontrar la que encaja en esta cerradura. No sé a cuántos matarán mis balas, no sé a cuántos salvarán mis escudos, a cuántos dañarán las armas en las que grabé mi nombre... Pero se siguen repitiendo las voces en mi cabeza, multiplicándose el peso de la espalda y aumentando el dolor bajo el pecho... Y ya no hay razones para no escribir a discreción, sin pararse en la mirilla, rezando por no dar en el blanco.

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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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