Ojalá mis manos.
Ojalá pudieran mis dedos rozar tus cicatrices
y sanar cada una de tus faltas.
Devolver el brillo a tus lunares,
o recorrer tus heridas con cuidado de enfermera.
Ojalá mis brazos.
Ojalá pudiera mi fuerza levantar tus sueños;
arroparte en un abrazo infinito,
acompañarte a lo más alto de la cima
y abrigar la noche codo a codo.
Ojalá mis labios.
Ojalá tuvieran mis palabras la respuesta
para contestar todas tus dudas
y devolverte la esperanza en cada verso.
Ojalá mis ojos.
Ojalá regalarte la forma en que te vimos,
encender el brillo que reinaba en tu mirada.
Llorar tus penas, secar tus lágrimas…
Ojalá tu risa.
Ojalá, tan sólo, volver a escuchar tu risa…
Que aún llevo grabada en mi piel
tu última sinfonía.
Por las historias que rondan tu mente. Por las ganas de cambiar el mundo. Por las rimas. Por la música. Por el arte... El primer puercoespín enamorado de las letras comparte sus cuadernos de poesía. Cuidado, puede ser muy dulce o utilizar sus púas.
miércoles, 8 de agosto de 2018
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