Vino con la esperanza en los talones y un par de versos de más en la guantera. Perdida, apagada y confusa, fue haciéndose sendero entre batallas perdidas y acabó sonriéndole a los desconocidos para sobrevivir con su propio olvido.
Por las historias que rondan tu mente. Por las ganas de cambiar el mundo. Por las rimas. Por la música. Por el arte... El primer puercoespín enamorado de las letras comparte sus cuadernos de poesía. Cuidado, puede ser muy dulce o utilizar sus púas.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: