Volver, regresar, reencontrarse...
Desempolvar la rutina de lo que fue tu pasado
y notar que todo está igual
solo por un segundo.
Aunque sepas que hay algo que falta,
y su ausencia te grite en cada esquina.
Pese a ver que ya no hay vida
en el rincón que iluminabas
y sólo queda la sombra
del brillo que solía rebosar en tu refugio.
Saborear la vida que tenías,
antes de mirar tu vieja habitación
y admitir
que ya no es tu rincón del mundo.
Volver,
a veces simplemente volver,
empaparse de lo que dio forma a tus piezas,
es lo que te abre los ojos
para enfrentarte al vacío
y empezar a crear de la nada,
tu pedazo del todo.

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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: