martes, 20 de agosto de 2013

Lore y Sandra - cap. 10



Cap. 10

Sandra tiró del brazo que la agarraba y estrechó a Lore en un fuerte abrazo seguido de un beso apasionado que dejó a esta sin habla y con respiración forzada.

-          Mmmmm… Lo necesitaba
-          Eres lo peor, el susto que me has dado…
-          Jejeje ¿Y qué querías que hiciera? Me apetecía besarte
-          ¿Sí? ¿no decías que no querías volver a verme? – dijo Lore alzando una ceja
-          Te he pedido perdón… - bajó la mirada Sandra acurrucándose más en el pecho de Lore

Lore subió la barbilla de Sandra dejándola un suave beso en los labios, arrugando la nariz. Ambas ya más tranquilas, se dirigieron a la parte más frondosa del parque, donde Lore tenía preparada su pequeña sorpresa.

Llegaron allí y sacó de su mochila una toalla y su móvil. Sandra no tardó en reconocer aquella situación, estaba recreando la cita que tanto había significado para ella, esa tarde de masajes en ese mismo parque que habían recordado ambas con tanto cariño. 

-          ¿Es lo que creo que es?
-          Eso depende de lo que creas que es

Lore sonrió a Sandra, quien acarició suavemente su cara depositando un tierno beso en sus labios. Lorena correspondió el gesto pasando la palma de su mano por el pelo de su chica animándola a profundizar más en aquel beso. Sandra no opuso resistencia, poco a poco fueron uniéndose en un beso más intenso acompañado del movimiento de sus manos en la nuca y espalda ajena. A medida que sus cuerpos se iban juntando, se aceleraban sus respiraciones, haciéndoles tumbarse en la toalla que Lore había colocado en el suelo. Con los ojos cerrados, disfrutando del juego de sus lenguas, giraron en la hierba hasta chocar con un árbol. Quedaron las dos tumbadas bocarriba y riéndose a carcajadas mientras se cogían de la mano y comprobaban con la mirada que ninguna se había hecho daño.

-          ¡Qué golpe!
-          Es culpa tuya
-          ¿Mía? ¿Por qué? Has sido tú la que se ha puesto a rodar.
-          ¿Quién ha empezado besándome?
-          Ahora dirás que no te ha gustado…
-       Pero no hemos venido a eso, se suponía que iba a ser algo bonito y tierno, no que íbamos a acabar besándonos por el suelo… - contestó Lore levantándose del suelo para sacudirse la ropa
-          ¿Te has enfadado?
-          No, pero ahora te quedas sin masaje y me lo das tú a mí.
-          Jejeje Eso está hecho – Se levantó y volvieron a colocar la toalla para que Lorena se tumbase sobre ella y pudieran comenzar.

Pasaron allí un par de horas entre masajes, risas y muchos besos, hablaron de todo lo que habían vivido, tanto juntas como por separado, desde la primera vez que pasaron allí la tarde sobre la misma toalla. Las dos dejaban ver con total claridad la completa felicidad que las embriagaba. 

Lore pensaba en lo fácil que parecía todo en esos momentos en los que estaban a solas y solo existían ellas dos, capaces de cualquier cosa, sin miedo a nada ni a nadie. Lo distinta que era su vida cuando Sandra estaba en ella, lo que le ayudaba y le protegía. Recordaba los momentos en los que había sido la única en creer en ella y en apoyarla, en los que se había ofrecido a ayudarla sin esperar nada a cambio. También recordaba los rumores que aquellos gestos habían provocado entre sus amistades y lo que le enfadaba solo el recordarlo, pero notaba la respiración tranquila de Sandra, apoyada en su pecho, notaba las subidas y bajadas del mismo en cada bocanada de aire, se dejaba acunar por aquel gesto involuntario necesario para la vida y se dejaba seducir por la paz del momento que las envolvía. En silencio, sumergida en sus pensamientos, tratando de inmortalizar el momento en su memoria, sabiendo que sería el principio de una etapa en su vida, cerraba los ojos haciendo que el resto del mundo desapareciera tras la caída de sus párpados.

Mientras tanto, en Sandra se estaba produciendo una batalla a muerte entre corazón y mente. Uno decía que conservara la calma y abrazase a esa chica que reposaba tranquila en su pecho, que no la dejase marchar ni la dañase; la mente por el contrario, le recordaba que aquel año seguramente tendrían que separarse, que era tontería empezar una relación en verano sabiendo que durante el curso no se tiene tiempo para ello, que al acabar las clases vendría la universidad y tendrían que separarse para estudiar cada una su carrera. Notaba la confianza y la confidencia que se tenían, anhelaba poder entregarle el amor que con tanto mimo había guardado hasta el regreso de esa mujer que respiraba tranquila tan cerca de ella. 

Así compartieron el cielo estrellado, hasta que llegó el momento de volver a casa. Como siempre, Sandra acompañó a Lore y por el camino fueron cogidas de la mano, hablando de lo bien que se lo habían pasado, de lo felices que estaban de estar juntas y de lo tontas que habían sido por haberlo dejado pasar la primera vez.
Ya en la puerta del portal, Lore, para sorpresa de esta, regaló a Sandra un apasionado beso de despedida y desapareció tras el portal dejando a Sandra en estado de shock, incapaz de articular palabra (los padres de Lore eran bastante antiguos y no verían bien que su hija fuese homosexual, razón por la cual, esta no había salido del armario ni se lo había planteado. De ahí la reacción de Sandra ante el beso).
­­­

...

Volvía a ser lunes y había que ir al colegio, Sandra había apagado el despertados ya tres veces y sabía que la señal que acababa de oír tenía que conseguir levantarla de la cama o llegaría tarde. Se levantó muy a su pesar y empezó a prepararse para enfrentar la semana, sin saber aún muy bien si realmente había pasado o solo había sido un sueño como tantas otras veces.
Un rápido desayuno, una ducha, vestirse con lo primero que cogió del armario, coger la mochila y directa a por su bici para llegar justo cuando sonó el timbre.

-          Por los pelos
-          Ei! Natasha, ¿qué tal todo?
-          Bien, ¿qué tal el fin de semana? Espero que bien, porque no has dado señales de vida
-          Bueno, digamos que movidito

La profesora asomó por la puerta instándolas a entrar, pero Natasha no estaba dispuesta a que la dejaran con la duda. Se sentaron en las dos primeras mesas del aula y abrieron el libro de Filosofía. Empezó la lección y Natasha aprovechó que la profesora se giraba hacia la pizarra para pasar una nota a Sandra.
 “Cuéntamelo TODO”

-          Luego, que no quiero que se enteren – susurró echando un rápido vistazo a su alrededor.
-          Vale, pero lo quiero saber todo, con pelos y señales

Pasaron las horas de clase y llegó el recreo, momento que Sandra había decidido usar para contarle todo a su amiga. La cara de Natasha pasaba de la sorpresa a la sonrisa según Sandra relataba cómo habían llegado al día del parque. Las dos sonreían frente a la noticia, pero los miedos de Sandra no tardaron en asomar por sus ojos, siendo percibidos de inmediato por esa amiga que tan bien la conocía. 

-          ¿Qué es lo que te preocupa?
-          Pues que no sé si deberíamos siquiera intentarlo…
-          ¿Por qué? – aquello no se lo esperaba después de todo lo que le había contado.
-          Pues porque el año que viene….
Así le explicó también los temores que habían invadido su mente, frente a la atenta mirada de Natasha, quien comprendía los miedos de su amiga aunque los creyera exagerados, tal como se lo hizo saber.

Se acabó el recreo y volvieron a las clases, no hablaron del tema, Sandra estaba más calmada después de haber hablado con su mejor amiga y sabiendo que la apoyaría. Como le había dicho la rubia; ya no había forma de frenarlo, estaba ya empezado y avanzado, el momento de frenarlo ya había pasado. Y no podía negar que estaba muy feliz por ello.


A todo esto, Lore también había pasado el día de clase pensando en lo sucedido y planteándose cuanto de ello sería cierto. Las horas se le habían hecho eternas esperando salir de allí en busca de su chica. Pensó en llamarla en el recreo, pero se contuvo sabiendo que usaría ese tiempo en poner al día a sus amigos, y lo mismo hizo ella con su mejor amiga, aunque obvió el detalle de que se tratara de una chica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

Lo más leído