lunes, 4 de noviembre de 2013

Lore y Sandra - cap. 14



Cap. 14

Las semanas pasaban felizmente entre noches abrazadas en el sofá y llamadas interminables, sin olvidar a los amigos y la familia, y manteniendo un fantástico promedio de notas en la escuela. Llegaron las fiestas de navidad, el momento preferido de Sandra, y con ellas, las listas de promesas para fin de año.

Lorena no acostumbraba a celebrar la navidad con especial ilusión, salvo por el hecho de no tener clase, podría prescindir de la fiesta sin problemas. Pero conocía a Sandra demasiado bien como para saber que ella sí querría celebrarlo por todo lo alto, así que salió a buscar un buen regalo y se rió pensando en cómo aquella chica cambiaba hasta sus costumbres más simples.


En el portal de Sandra.

-          ¿Sandra?
-          ¡Hola, rubia! ¿Qué tal todo?
-          Muy bien, ¿y tú?
-          Preparándolo todo para las fiestas
-          ¿No lo celebrarás con Lore?
-       Jejeje, no lo creo, ya sabes cómo es mi familia para estas cosas; “la navidad es algo sagrado para celebrar en familia, los amigos para el resto del año”
-          ¿Y no le importa?
-          Tengo entendido que no le gustan estas fiestas, así que… no creo que se enfade.
-          Bueno, tú sabrás.
-      Eso, que esto es una noche de amigas, que desde que nos hemos echado pareja, ya no quedamos a solas…
-        Tienes razón, vamos a buscas a las demás y esta noche nada de novios.
-         ¡Así se habla, rubia!

Sandra y Natasha no tardaron en encontrarse con sus amigos: Marina, Esther, David, Javier y Clara. Saludaron con un par de besos a cada uno y decidieron por unanimidad ir a tomar algo al bar de siempre.

La Góndola era un bar pequeño que ponía metal, punk, rock… y acogía a una gran variedad de personas algo extravagantes. Como el grupo de amigos siempre iba allí, se sentían en casa entre Rafa, el más punki de Palencia, y Peque, un hombre grande y fuerte que era conocido por contar los mejores chistes del mundo.

El camarero saludó a Esther con una gran sonrisa e invitó a una ronda de chupitos para celebrar el inicio de fiestas. Agradecieron el regalo y se sentaron a charlar en los bancos de la esquina.
Pasó la noche entre risas y canciones poniéndose al día en cotilleos y contando los planes de fin de año y las promesas para el nuevo. Llegó Sandra a casa a las 5 de la mañana muerta de cansancio, se metió en la cama sin siquiera quitarse la ropa y se quedó dormida casi al momento.

A la mañana siguiente, Sandra achacó el dolor de cabeza a la fiesta del día anterior, aunque sí se sorprendió cuando este continuó después de la ducha, ya que no bebió más que el primer chupito y un par de refrescos. No le dio demasiada importancia y continuó con su día con la mayor normalidad posible; Lorena estaba estudiando en la biblioteca y habían quedado allí a las dos para comer.
Sandra desayunó, terminó los ejercicios de clase y salió hacia la biblioteca. Por el camino se notó mareada y algo acalorada, pero aminoró el paso y siguió andando, “Me estoy haciendo mayor, ya no puedo ni con un día de fiesta. ¿Estarán igual las demás?” Le hizo gracia ese pensamiento.

Se acercó por la espalda de Lore y le susurró al oído, imitando una vocecilla ridícula:

-      Ese boli me hace daño, ¿por qué tanta tortura? Yo solo venía a ayudarte, ¿no tengo ya suficientes problemas?
-     Pobrecillo, casi me da pena – se giró y sonrió al ver a su chica – pero te has equivocado, es de Biología, no de mates
-          Que fallo… Bueno, discúlpate de todas formas y vamos a comer
-          Jejeje Perdón, librito, ya te guardo.
-          ¡No, no me encierres!

Sandra terminó su broma tras un leve golpe de Lore y salieron de la sala muy alegres.

Todo iba perfectamente hasta que un nuevo mareo casi hace a Sandra caer por las escaleras. Aunque esta no le dio mayor importancia, Lore empezó a preocuparse.

-          ¿Estás bien? ¿Prefieres comer en casa?
-          Estoy perfecta, no te preocupes, solo me duele un poco la cabeza.
-          Es que eres una cabezota.
-          Y tú la peor bromista del mundo… Jejeje
-          Serás mala – le dio un cachete en el culo y entraron riendo al restaurante.

Comieron tranquilamente, pero no lograron acabarlo. Sandra empezó a respirar con dificultad a la altura del postre y lo que se anunciaba como una fantástica velada, acabó en urgencias con una de ellas enganchada a una mascarilla de oxígeno.

-          Te dije que no estabas bien
-          En realidad solo me lo preguntaste
-          Pues eso – El gesto de preocupación del rostro de Lore no desaparecía por muchas sonrisas forzadas que esta pusiera, los médicos aún no habían dado un diagnóstico “Solo sus familiares” Aquel médico le estaba poniendo de los nervios tanto repetir la frasecita.
-          ¿Sabes ya algo de mi madre?
-          Estará llegando, tranquila.

Siguieron cogidas de la mano, Sandra sentada en la silla junto a la gran bombona de oxígeno y Lorena de pie, enfrente de ella. Mirándose son complicidad en una mezcla de preocupación e intento de indiferencia, con frases reiteradas de ánimo y minusvaloración del problema.

La madre de Sandra entró por la puerta y preguntó por la opinión de los médicos. Salieron de la sala ella y Lore en busca de este, dada la explicación de Lore de por qué no podía dar la información que pedía.

Tras volver, Lore entró directa a ver a su chica, pero la madre de Sandra se quedó en la puerta hablando con el médico en términos que la paciente no lograba entender.

-          Menudo comienzo de fiestas…
-      Bueno, así has pasado conmigo casi todo el día. Si no, no hay manera de verte más de tres horas seguidas.
-          Eso ya lo hablaremos cuando no tengas una máquina ayudándote a respirar
-       Ya, ni mi madre en la puerta jeje – trató de reír pero le provocó bastante tos y su cara volvió a un gesto serio a la espera de noticias.

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