lunes, 1 de septiembre de 2014

La mente lo sabe - cap. 8



(( Sé que hace mucho que no leéis esta historia y que quizá no sepáis ya qué pasó antes de esto, así que id a la sección de "Mis historias" y leeros los capítulos anteriores si veis que no sabéis por donde van los tiros. Espero que os guste el capítulo y perdón por la tardanza ^^  ))




Cap. 8 – Potencial

Mónica subió veloz a lomos de su compañero, creando un vínculo mental que les permitía compartir cualquier pensamiento sin mayor esfuerzo que el que les requería respirar. Sharick, como buena experta en dragones, sabía lo que ese gesto significaba; aquello era un tema familiar y ella no estaba invitada, su ayuda en combate tendría que limitarse a guiar los ataques de su aprendiz, siempre y cuando esta le diera permiso y razones para hacerlo. Así pues, Sharick lanzó el hechizo que había estado preparando para incapacitar las comunicaciones mentales de Ransrik, de manera que en ningún momento pudiera anticipar los movimientos de sus rivales por aquella vía de comunicación. Acabado el hechizo, se situó detrás de un saliente de piedra a la derecha de aquel improvisado “rin de combate”.

-      Si me necesitáis contáis conmigo, pero entiendo que no es mi batalla, juntos sois más fuertes que yo. No puede leer la mente de ninguno de nosotros tres, espero que eso os dé ventaja en caso de necesitarla. – comunicó rápidamente Sharick a Mónica y Shrilka. Después habló solamente a Mónica – Confías en ti misma, eso es bueno, pero no te cierres, conocer y confiar en lo que te rodea te será muy útil en batalla, si me permites yo puedo guiarte esta vez.

Mónica no entendía muy bien a qué se refería la maestra, pero era muy consciente de que Sharick tenía mucha más experiencia que ella en batalla, si estaban dispuestas a colaborar, tenían posibilidades contra aquel dragón plateado.

-         Lo permito

Por suerte o por desgracia, la batalla ya estaba empezada, así que no había tiempo para más charlas, por muy rápida que fuera la comunicación mental. Ransrik se había recuperado ya del ataque de Mónica a su pata, eso no había sido difícil, pero perder el contacto mental era un golpe que le había perjudicado más, ahora tendría que estar mucho más atento ante las acciones y facciones de su oponente, y ese era un estilo de lucha que nunca que había gustado demasiado.

Por su parte, Mónica y Shrilka se habían servido de sus respectivas fuerzas para calmar las heridas leves y el cansancio, por lo que estaban más que listos para el próximo asalto.

Ransrik fue el primero en atacar, no quería dar tiempo a sus adversarios a planear una maniobra elaborada. Se elevó un par de metros, abrió las alas y se lanzó en picado contra Shrilka, quien esquivó el golpe en el último segundo con un giro que le permitió desgarrar el ala de Ransrik de un mordisco. Era un desgarro leve, podría seguir volando, pero fue suficiente para que el gran dragón parase a comprobar los daños. Mónica aprovechó esa distracción para absorber parte de la energía de Ransrik y usarla en su contra en una bola de fuego que salió de su mano.

-         ¿Cómo he hecho eso?
-         Concéntrate, luego te lo explico – gritó al instante Sharick, no quería que Mónica se distrajera.

Shrilka combinó la bola de fuego de su compañera con un par de arañazos en las fauces de su contrincante, por desgracia, el peso de Mónica hacía que Shrilka fuera más lento que Ransrik, así que este tuvo tiempo de morderle el cuello antes de que Shrilka se apartara. Varias escamas cayeron al suelo, pero no parecía grave.

-         ¿Estás bien, grandullón?
-         Sí, peque, acabemos con esto de una vez
-         ¿Cómo?

Shrilka tenía un plan, pero era probable que Mónica no estuviera de acuerdo, así que habló directamente con Sharick

-         Has visto el combate, Mónica es fuerte y algún día será capaz de hacer esto ella sola, pero no ahora.
 -         Estoy de acuerdo, tiene potencial pero aún no ha recibido instrucción
-         Mira a Ransrik – calló un momento para que Mónica viera lo mismo que él – ¿sabes lo que quiero hacer, verdad?
-         Mónica nunca aceptará eso
-         Hazlo, no hay tiempo para pedir permisos
-         Vale, pero nos va a costar mucho que nos perdone, espero que estés preparado para eso
-         Es la única opción

Sharick cerró los ojos y murmuró una frase inaudible, al momento, su mente se había trasladado al cuerpo de Mónica, encerrando la mente de la dueña en un rincón oscuro para que no fuera capaz de intervenir. Shirlka notó el cambio al instante y le dolió haber tenido que llegar a aquel extremo, aquella técnica de combate era una violación, una usurpación del cuerpo y del Kia, Mónica les odiaría a los dos por hacerle aquello, pero era necesario.

Desde el cuerpo de Mónica, Sharick unió sus fuerzas a las del dragón y juntos atacaron a Ransrik con todo el Kia que quedaba en sus cuerpos (incluidos tanto el de Mónica como el de Sharick), los movimientos de combate que la maestra conocía le ayudaron para canalizar la energía y moverla a su gusto, de forma que asestó cada golpe cada vez con más energía y en puntos estratégicos; un puñetazo en el morro, una patada entre los ojos, una llave en el lomo que le inmovilizó las alas, una estocada en el vientre… las ondas de energía llegaban con tal fuerza que Ransrik creyó estar chocando contra el suelo repetidas veces, no le daba tiempo a reaccionar, nunca se había visto ante un poder tan grande. Sharick paró un momento, algo no iba bien, sintió un empujón y, de pronto, estaba de nuevo en su cuerpo.

Mónica controlaba de nuevo sus acciones, nadie entendía cómo había conseguido echar a la maestra, pero tampoco ella iba a explicarlo. Bajó de Shrilka y corrió hacia Ransrik, que estaba agotado e inmóvil en el suelo, pues una red de energía lo oprimía por completo contra el suelo como una trampa de pescadores.

-         ¡Ransrik! – Tronó la voz extraordinariamente autoritaria de Mónica – No quiero que tú ni tu repugnante padre os acerquéis jamás a mi familia, no voy a permitir que destroces lo que tanto me ha costado construir.

A cada palabra de Mónica, el suelo temblaba y la red que oprimía a Ransrik se estrechaba un poco más

-         Si no te mato ahora, es porque no sería plenamente satisfactorio, pues no he podido más que ver cómo tu energía disminuía, poco a poco bajo mis puños, pero juro que la próxima vez que te vea, te aplastaré como quien aplasta a una cucaracha y reiré al sentir cómo crujen tus huesos bajo mis pies.

Y, nada más acabó la frase, liberó la red de energía y siguió con la mirada el vuelo de Ransrik, que huía tan rápido cómo podía, hasta perderse en el cielo.

Shrilka se acercó entonces a la mente de Mónica para hablar con ella, pero encontró una barrera infranqueable con la que nunca antes se había imaginado toparse, al menos en la mente Mónica.

-         Escuchadme los dos, no entiendo ni la mitad de lo que ha pasado aquí, pero eso no os da derecho a secuestrar mi cuerpo – miró a Sharick – te di permiso para guiar mis pasos, no para controlar mis puños, y mucho menos mi Kia. – Bajó la voz, perdió el tono autoritario que había mantenido, bajó la cabeza y agotada pronunció las últimas palabras antes de desmayarse – No se trata así a la familia.

Shrilka y Sharick cogieron a Mónica y se la llevaron a la guarida de la maestra a la espera de que despertase. Nunguno habló, no sabían lo que había ocurrido, no sabían de dónde había sacado Mónica las fuerzas para hacer aquello, definitivamente el potencial de Mónica iba mucho más allá de lo que esperaban, y ninguno sabía si eso era beneficioso o todo lo contrario.

-         Tenemos que contarle la verdad – decretó una voz al otro lado de la sala

Sharick y Shrilka se miraron y no hizo falta añadir nada más.

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