Podría describir
el sabor de tus labios,
la textura de tu pelo,
el calor de tus manos...
Pero cuando trato de dibujarte
de escribirte
o resumirte en una obra,
simplemente no es posible,
no apareces.
No llega a mis manos
una imagen clara de esos ojos,
con los que mantuve largas charlas...
No sé qué llevarías puesto anoche,
pero sí, que la sonrisa
era fingida.
Por las historias que rondan tu mente. Por las ganas de cambiar el mundo. Por las rimas. Por la música. Por el arte... El primer puercoespín enamorado de las letras comparte sus cuadernos de poesía. Cuidado, puede ser muy dulce o utilizar sus púas.
lunes, 16 de noviembre de 2015
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: