Pero
qué bonita sería la vida
si la
gente supiera apreciarla;
sonreír
tras la caída,
pelear
con las palabras.
Que no
hicieran falta las armas,
que no
dañaran las balas.
Pero qué
bonita sería la vida
si todos
pudieran disfrutarla.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: