Podría describir
el sabor de tus labios,
la textura de tu pelo,
el calor de tus manos...
Pero cuando trato de dibujarte
de escribirte
o resumirte en una obra,
simplemente no es posible,
no apareces.
No llega a mis manos
una imagen clara de esos ojos,
con los que mantuve largas charlas...
No sé qué llevarías puesto anoche,
pero sí, que la sonrisa
era fingida.

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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: