Por
las frases
que
escribimos en voz alta,
por
las que rimamos
sin
querer
entre
bostezos…
Por
la magia de tu risa
en
todas mis coordenadas
y
el dolor
de
una despedida sin tus besos.
Por
el viento
que
se escapa entre tu pelo,
por
elegirte
ante
cualquier puesta de sol…
Por
un mundo imaginario
entre
las hojas
o
un imaginar mundano
entre
canciones de rock…
Por
salir de noche
a
ver estrellas,
por
quedarse en cama
perfilando
sueños imborrables…
Por
no soltarte nunca la mano
hasta
despistar al tiempo
a
golpe de miradas
con vida propia…
¿Que
por qué me hice poeta?
Porque
sólo así
podía
llegar a entender
que
siempre has sido
mi
próximo verso favorito.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: