encerraban promesas
entre giros de muñecas,
y, sin manchar su voz,
perfilaba al aire
los secretos mejor guardados...
Controlaba el tiempo en el suspiro,
hablando entre parpadeos y caídas de ojos.
Daba tono a las canciones con el cuerpo,
trabajaba las tensiones con chasquidos
y, entre pausas,
lanzaba el final perfecto para coronar su danza
en un
silencio
absoluto.
Su cuerpo hablaba,
sus manos reían,
sus ojos eran viejos sabios...
siempre ciertos.
Toda ella era un enigma:
con piezas de las que no encajan,
con fallos bañados en oro
y, ante todo,
artesana de las letras y creadora de sentidos.
La eterna sombra del viento...
Sus oídos no escuchaban la cadencia,
pero ella
era el tempo.
Espectáculo Signo-Danza · compañía Arymux |
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: