Abracé a mis hermanas y nos hicimos una, con el puño en alto.
Sin ecos, sin banderas, sin abusos de poder inmerecido...
Agredimos sus ideales corruptos con el don de la palabra, con el poder del grito.
Ellos cantaron su racismo, su afán de poder ya caduco.
Nosotras rompimos muros de cristal, arrancamos vendas y abrimos mentes y miradas.
Unimos fuerzas, tejiendo con hilos violetas, rojos y arcoíris una red irrompible.
Luchamos por derechos que creíamos ya nuestros.
Tomamos las calles y nos hicimos ver.
Demostramos, una vez más, que somos fuertes, vivas, valientes, guerreras...
Ellos tronaron insultos, nosotras invocamos tormentas.
Nuestra voz dio la vuelta al mundo: nos queremos vivas y seremos eternas.
Sea donde sea, no estáis solas, compañeras.
Ellos tronaron insultos, nosotras invocamos tormentas.
Nuestra voz dio la vuelta al mundo: nos queremos vivas y seremos eternas.
Sea donde sea, no estáis solas, compañeras.
En la lucha feminista, ni un paso atrás.
Ni jueces misóginos, ni justicia patriarcal.
Ni ataques homófobos, ni política del "pinkwashing".
Ni condenas fascistas, ni medios comprados.
Ni océanos cerrados, ni leyes contra la humanidad.
No tengo miedo al futuro, sino a la pasividad del presente.
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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo: