martes, 9 de diciembre de 2014

Vuela

Vuela, amarga duda, vuela,
pues ni es hogar ni es sustento
este ajado corazón
que enmudece sus lamentos.
No lo acoses con tu frío,
ni lo asoles con tus miedos
y aléjate del que, en vida,
actúa ya como un muerto.
No rondes ya por mi mente,
zarpó ese barco del puerto
que si hay mil peces en el mar
uno vivirá en mis sueños.

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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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